La naturaleza nunca deja de sorprendernos, es realmente increíble conocer historias como esta que encierra un gran misterio de amor.
Dos manadas de elefantes viajaron por más de 12 horas para despedir a Lawrence Anthony, conocido como «El Susurrador de Elefantes”, un sudafricano que entregó su alma para cuidarlos durante años.
Lawrence dedicó su vida a salvar y proteger a estos animales y cuando murió, su familia fue sorprendida por dos manadas distintas para despedirlo y rendirle un homenaje.
Los elefantes son seres impresionantes, de gran tamaño e incluso salvajes, pero también son unos de los animales más inteligentes y nobles de toda la naturaleza.
La principal característica de los elefantes es su fuerza y gran tamaño, pueden llegar a destruir todo a su paso, son capaces de correr a velocidades sorprendentes. Pero también son profundamente familiares y sobreprotectores.
Si alguien entra en su familia, estos animales harán cualquier cosa por protegerlo y nunca se olvidarán de él, y esto fue lo que pasó con el Lawrence Anthony.
Lawrence abandonó su trabajo en una inmobiliaria para fundar una reserva natural en Zuzulandia, en las antiguas tierras de caza del legendario rey Shaka, fundador de la nación zulú.
Y desde entonces Lawrence se comprometió a proteger a los elefantes, llegó a forjar una estrecha relación con su brillante matriarca, Nana, que dejó su lado salvaje para acariciarlo con la trompa húmeda como si Lawrence fuera un miembro más de la manada.
A lo largo de su vida Lawerence se convirtió en un famoso conservacionista, activista ambiental y autor del conocido libro “El susurrador de elefantes”, en el cual relata todos los detalles su trabajo y cómo llegó a ser uno más de ellos.
Por cosas de la naturaleza, y para disipar cualquier duda sobre la conexión de este gran hombre con los animales que cuidó y defendió toda su vida, dos manadas de elefantes salvajes sudafricanos caminaron lentamente a través de bosque de Zululand hacia la casa de Lawrence durante unas 12 horas cuando él falleció en marzo de 2012.
La familia de Lawrence dijo que los elefantes realizaron una solemne procesión, y eso no tiene otra explicación más que un vínculo de amor.
“No habían venido a la casa durante un año y medio. La primera manada llegó el domingo y la segunda, un día después. Todos los elefantes estuvieron un par de días antes de regresar”, dijo Dylan, el hijo de Lawrence.
Lawrence rescató y rehabilitó a estos elefantes rebeldes y salvajes que iban a ser sacrificados. Nadie imaginaría que después de su muerte se acercarían a su casa para hacer una vigilia.
“Si alguna vez se habla sobre la maravillosa interconexión de todos los seres, podemos reflexionar sobre los elefantes de Thula Thula. El corazón de su gran amigo se detuvo y los corazones de cientos de elefantes estuvieron afligidos”, agregó la rabino Leila Gal Berner.
Comparte esta emotiva historia. Lawrence se ganó con amor un puesto en corazón de los elefantes que se ofreció a curar, y después de su último aliento, ellos le rindieron un especial homenaje su gran amigo.