Los elefantes son de los animales más dóciles e inteligentes, se caracterizan por ser sumamente familiares y por tener una personalidad única.
Sin embargo, no todos pueden disfrutar de sus instintos naturales, algunos son raptados y los obligan a seguir un fuerte entrenamiento donde el único objetivo es entretener a las personas.
Elefantes logran relajarse tras sobrevivir 50 años privados de libertad en un circo.
Desafortunadamente, son muchos los elefantes que pasan años encerrados en circos y en pésimas condiciones.
Lejos de velar por su seguridad y bienestar, quienes poseen a estos paquidermos solo cuidan de sus interés, sin importarles los riesgos a los que están expuestos los elefantes al estar lejos de su hábitat natural y cumpliendo rutinas para complacer a los espectadores.
Unos de estos elefantes son Sita y Mia, un ejemplo de dolor y sufrimiento que padecen los elefantes que pasan sus vidas en cautiverio.
Ambas fueron víctimas de causas injustas en India, pasaron años encadenados al suelo, cumpliendo con estrictas rutinas. Estaban tan lesionadas que eran incapaces de moverse.
Por suerte, la organización sin fines de lucro Wildlife SOS estaba siguiendo de cerca el caso e hizo todo lo posible por liberar a los elefantes, quienes pasaron más 50 años tolerando el peor de los tratos. Después de medio siglo los elefantes finalmente fueron liberados.
A través de las redes la organización compartió la conmovedora historia junto algunas imágenes que dejan en evidencia el estado en el que se encontraban estos gigantes animales.
Sita y Mia tenían múltiples lesiones, especialmente en sus patas. Wildlife SOS describió la lamentable situación en que se encontraban los elefantes.
“Tanto Mía como Sita tienen mucho dolor en sus patas. Para Sita, su situación se ve agravada por el hecho de que tiene una fractura mal curada en la pata delantera que ha limitado su movimiento.
Ambas tienen problemas en las patas que les impiden acostarse y descansar”.
Tanto Mia como Sita fueron trasladadas a su nuevo hogar en el centro de Conservación y Cuidado de Elefantes en Mathura, donde recibieron la atención médica que tanto necesitaban.
Si bien fue un viaje largo, los elefantes parecían reconocer que estaban en buenas manos y comenzaron a sentir su libertad. En el camino, Sita incluso mostró su emoción y comenzó a agitar su trompa a los transeúntes.
No pasó mucho tiempo para que este par de elefantes comenzara a disfrutar de su nuevo hogar, por fortuna se adaptaron muy bien, todo eso que era diferente para ellos lo aceptaron con emoción.
El primer día después de su rescate, Sita entró a una piscina y parecía feliz al jugar con el agua, es posible que esa haya sido la primera vez que jugara libremente a pesar de tener una edad avanzada.
Por su parte, Mía estaba muy emocionada, después de dar una vuelta de reconocimiento a su nuevo hogar cayó rendida y se quedó dormida.
Es probable que no haya dormido en mucho tiempo. El centro de rescate describió la escena como uno de nuestros momentos más felices. Al respecto comentaron:
“Aunque no sabemos exactamente cuándo se le permitió a Mía hacer esto por última vez, está claro que es algo que ha tenido que hacer durante mucho tiempo.
El descanso diario es esencial para un elefante, pero muy a menudo se ven privados de esta necesidad cuando están encadenados en las patas delanteras y traseras. Este fue el caso de Mía”.
La vida para este par de elefantes cambió por completo gracias a la increíble misión de rescate de Wildlife SOS. Ahora son animales felices que disfrutan caminar libremente en su nuevo hogar, interactuar con otros animales, jugar en la arena, y por supuesto, darse un baño refrescante en la piscina.
La confundadora de Wildlife SOS finalmente dijo:
“Mía y Sita parecen mucho más felices. Es casi como si sintieran que van a tener una vida más feliz en la que ya no se verán obligados a actuar en los circos, una vida en la que sus adoloridas articulaciones recibirán el descanso y tendrán la atención que merecen”.
Ten presente que los circos no son lugares para contemplar a los animales. Detrás de cada espectáculo ellos sufren. Mientras la gente paga para «entretenerse», a ellos le roban lo más importante: su libertad.