Su vida nunca sería igual después de aquel día. Con tan solo siete meses, esta bebé elefante vio desaparecer una parte de sí, difícilmente habría detectado el peligro. Fue demasiado tarde para saber que esa pisada la convertiría en una víctima de una mina terrestre. Ella milagrosamente sobrevivió a la explosión pero nunca podría recuperar su pata.
Motivación y superación son las palabras que se quedan cortas para ver consolidadas las expectativas que fueron puestas en Mosha, quien hizo de esta experiencia un momento memorable para todos los que creyeron en ella. ¡Pudo volver a caminar!
Unieron esfuerzos para hacer posible lo imposible: la asociación Friends of the Asian Elephant (FAE) fue el primer hospital del mundo exclusivo para elefantes, situado en la Reserva Nacional de Mae Yao, en la región de Lampang.
Poco a poco se fue recuperando, crearon una prótesis ortopédica para ella. Desde el año 2008, Therdchai Jivacate, es un doctor especialista en amputaciones de seres humanos y aseguró que: “En cuanto ella sienta que no podrá caminar más, se va a morir y debemos ayudarla”.
Pero ellos no lo permitirían y su vida tuvo un nuevo comienzo con su prótesis ortopédica que representa un gran avance. Este tipo de prótesis debe ser reemplazada periódicamente de acuerdo al peso del animal, hasta ahora es la tercera que suministran a Mosha.
¡Camina con cuatro patas mejor que nunca! Por lo menos así lo ha vuelto sentir Mosha, aunque sabe que es diferente…¡Qué bien se siente!
Y así, a cada paso que da, se abre un camino para otros. Ojalá no haya más víctimas producto de las minas terrestres.
¿Qué mejor final que dándose una espolvoreada con arena? Una forma gentil de demostrar que la autoestima y la confianza son una batalla ganada.
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