Ver a algún vagabundo desamparado o perritos sin hogar luchando por sobrevivir en las calles, son escenas que pueden partir el alma a cualquiera.
Y aunque en épocas como la Navidad, ver algo así es especialmente duro, ya que la sensibilidad y la humanidad parecen estar a flor de piel, debería tocarnos en lo más profundo del corazón en cualquier momento y circunstancia del año.
Jenine-Lacette DShazer transitaba en su coche por las calles de Fresno, California, cuando una enternecedora imagen llamó poderosamente su atención.
Se trataba de un hombre que acunaba a un perrito.
Era un día particularmente frío a pocos días de Nochebuena, ya desde la distancia se notaba que ellos la estaban pasando mal para entrar en calor.
Jenine-Lacette les llevó una manta, comida para gatos y un rollo de papel higiénico, que era lo único que llevaba en su coche en ese momento.
El hombre se llamaba Clifford James Herbert; y su perrita, Baby. Lo primero que hizo fue el pobre sin techo fue agradecer enormemente la atención que la mujer había tenido con ellos.
Jenine-Lacette quiso saber más de él para poder ayudarlo y lo que ella escuchó le desgarró el corazón.
Estaba sentado sobre la acera luchando por cubrir y abrigar con su cuerpo al perro que tenía entre sus brazos.
Anteriormente, Clifford fue un trabajador agrícola y el propietario de un taller mecánico, además de un guitarrista dorado.
Sin embargo, en el 2006 perdió todo lo que tenía debido a una complicación en una cirugía de corazón, a partir de lo cual quedó discapacitado.
Debido a eso se vio obligado a usar una traqueotomía donde coloca un tubo para que el aire llegue a sus pulmones, así que su voz se volvió casi imperceptible.
No pasó mucho tiempo para que se convirtiera en un hombre sin hogar, pero eso no era todo. Le habían diagnosticado cáncer y sólo le quedaban unas semanas de vida.
Su mayor preocupación en la vida era sin duda, su adorada Baby, quería encontrarle una familia y que no fuera una perrita más desamparada en las calles.
“Ella es mi mundo entero”, dijo en una entrevista. “A su lado me siento seguro y cómodo”.
Clifford había salvado a Baby de un dueño abusivo que la maltrataba, desde entonces ambos se ayudaron el uno al otro.
El vagabundo moribundo rogaba un último deseo para su amada Baby antes de partir
Fue entonces cuando Jenine-Lacette abrió una cuenta de donaciones en GoFundMe. Gracias a esa brillante iniciativa, con el dinero recaudado, la primera semana Clifford pudo darle de comer a la perrita y rentar una habitación en el Crossland, donde pasaría sus últimas semanas de vida.
Sus últimos días juntos, Clifford tocó dulcemente la guitarra para Baby
Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de ver que Baby era adoptada por una familia que estaba dispuesta a amarla y protegerla, tal como él tanto había soñado.
Conviviría con otros perros que tenía la familia, incluso contaría con el amor de una pequeña niña. El deseo de Navidad de Clifford estaba más que cumplido.
Finalmente, tendría una nueva familia que la amaría para siempre y del mejor modo posible
Una nueva amistad está naciendo entre Baby y su nueva pequeña humana. Aunque eso no quiere decir que Baby no olvide a su humano favorito junto al que vivió y padeció tantas necesidades, pero junto al cual jamás le faltó amor y dedicación.
Ella era todo para su amigo, y por siempre estará en su corazón
Esta historia toca la fibra más sensible de muchos en las redes, y nos hace pensar que queda mucha esperanza en el mundo, aún hay personas que están dispuestas a ayudar a otras y de paso a unos cuantos animales que lo necesitan.
Es una mágica y agridulce historia que puede ayudar a que muchas más personas se solidaricen con tanta necesidad que hay a nuestro alrededor. Nunca sabes cuándo te puedes encontrar a alguien que lo único que pide es ser escuchado. ¡Descansa en paz, Clifford!