La vida para muchos perritos viejos no es tan color rosa como debería serlo, desafortunadamente, algunos deben padecer ante seres incapaces de velar por su bienestar.
Un gran número de perritos mayores son tratados como si fueran un mueble desechable, como cualquier objeto sin valor que tiran en el patio trasero de la casa donde el solo el tiempo pareciera encargarse del final de sus vidas.
Este perrito agonizaba en una bañera vieja y sucia.
Esta es la historia de Kesto, un hermoso perrito que fue abandonado en el patio de su propia casa por su familia, el perrito vivía en las peores condiciones, no era alimentado ni mucho menos habían tratado su delicado estado de salud.
Sus ojos tristes y su cuerpo demacrado eran el principal indicio que padecía una vida llena de dolor y miseria.
Estaba demacrado y esperando lo peor.
Creía que todo estaba perdido. Sin embargo, su destino cambió cuando un grupo de rescatistas se enteró de su lamentable situación, fueron alertados sobre un caso de extremo abandono por lo que no dudaron en intervenir. Los rescatistas comentaron al respecto:
“Mirar su pobre cuerpo roto nos rompe el corazón. Es casi como si se hubiera rendido y solo estuviera esperando que llegara su momento”.
Afortunadamente los rescatistas llegaron para salvarlo de aquellos insensibles incapaces de ofrecerle toda la ayuda que el perrito necesitaba.
La apatía de sus dueños era tan grande que ni siquiera se molestaron en despedirse cuando lo sacaron del patio. Kesto le había dado sus mejores años y fue tratado con indiferencia en sus años dorados.
Los veterinarios indicaron que se trataba de un perrito de unos 15 años.
El perrito fue trasladado al veterinario donde especialistas trataron su complicado estado de salud. Sufría de hipotermia y padecía de un gran tumor en el estómago que le provocó una hemorragia interna.
Esto sin duda, alarmó a los veterinarios, el noble perrito tenía una bomba de tiempo en su cuerpo. Con solución salina lograron combatir el frío y recibió un tratamiento especial para detener el sangrado.
En su nueva familia fue tratado como un hijo más.
Solo dos horas después del tratamiento, Kesto mejoró su estado de ánimo, ya podía levantar su cabeza y parecía haber recuperado un poco de fuerza. Fue dado de alta para que pudiera vivir el tiempo que le quedaba en un verdadero hogar y con personas dispuestas a atenderlo.
Un ser noble y lleno de luz apareció y se ofreció a cuidarlo y tratarlo como un miembro más de la familia.
Los días para Kesto estaban contados, solo una semana después de su rescate murió, pero tuvo la oportunidad de conocer el verdadero amor. Kesto cruzó el arcoíris canino y ahora es un ángel en cielo.
Ningún perrito merece pasar sus vidas llena de dolor y miseria. Por favor, no dudes en denunciar si sabes o sospechas de un caso de maltrato animal. Alertar a los rescatistas puede hacer la diferencia para salvar una vida. ¡Comparte!