Un grupo de alpinistas acostumbrados a las aventuras y grandes retos se llevaron la sorpresa de sus vidas cuando un singular acompañante se sumó a su travesía por la cordillera del Himalaya, en el continente asiático. Pese a la inclemente temperatura y lo desafiante de las montañas estos hombres deseaban escalar el Himalaya.
Durante el recorrido vieron un amiguito peludo que parecía acercárseles.
Se trataba de un perrito algo flaco y desaliñado, los guías locales advirtieron a los alpinistas que no debían acercarse pero era en vano Don Wargowsky, uno de los deportistas no pudo resistirse a la mirada del animal.
El grupo no se explicaba cómo la perrita pudo llegar hasta allí, aunque uno de los locales le explicó que de hecho era común ver perritos callejeros en la zona.
El punto de la travesía en la que la encontraron aún tenía un clima soportable para la criatura.
Lo que ellos nunca se imaginaron es que la terca perrita los seguiría en cada paso.
Al llegar la noche, Don pensó que la perrita se había marchado pero se llevó una sorpresa la mañana siguiente cuando salió de su carpa y la vio acostada allí afuera, esperándolo.
El tipo de travesía emprendida por los alpinista les demoró más de tres semanas y a medida que ascendían Don se preocupaba más por la salud del animal.
Él no estaba seguro de que Mera, como decidió llamarla, pudiese aguantar el inclemente frío.
En algún momento, Don dejó a mera sujeta en el campamento donde habían dejado parte de su equipaje. El hombre sólo quería que ella estuviese resguardada pero dos horas después de haber empezado a ascender miró hacia atrás y vio cómo Mera se acercaba a ellos.
La perrita había roto la cuerda que la sostenía y los había ido a buscar.
Mera era terca y guerrera pues a pesar de que el frío lesionó sus almohadillas ella insistía en continuar. Don trataba de abrigarla lo más que podía y a ratos la cargaba.
De este modo, Mera logró llegar a la cima de 7.128 metros de altura. La perrita se convirtió en el can con más metros escalados en el mundo.
Si el ascenso fue difícil, más aún el descenso que aunque más rápido es el doble de peligroso. Los alpinistas utilizaron una cuerda para resguardar a Mera quien en un punto casi caía por una pendiente.
Afortunadamente, los hombres y la compañera llegaron a salvo a un campamento, desde donde se organizaron para partir de nuevo hacia Katmandú, Nepal, antes de que tomaron un vuelo de regreso a sus hogares.
La perrita exhausta descansando un poco después la ardua travesía.
Mera acompañó a Don los días que estuvo esperando por su vuelo pero él no podía llevarla consigo. Sin embargo, el gerente de lugar quedó tan impresionado con la historia de Mera que se comprometió a cuidarla.
El sujeto de nombre Kaji decidió rebautizar a Mera y la llamó Baru, en honor al pico Baruntse, el cual el valiente y fuerte animal escaló.
Ahora Baru es amada y protegida en el campamento y desistió de sus travesías por la montaña para quedarse en la comodidad que le brinda Kaji.
Realmente la capacidad de adaptación que tuvo Mera al enfrentarse a uno de los terrenos más agresivos del planeta es digna de admirar. Ella no lo hizo por diversión ni deporte, sino que tuvo un impulso mayor: seguir a ese humano con el cual simpatizó e hizo su amigo.
Comparte esta increíble historia y muéstrales a tus amigos que los perritos son tan generosos que llegan a arriesgar su vida por ir detrás de su compañero.