Muchos de nosotros hemos ido alguna vez al circo, generalmente de pequeños, con la ilusión de poder ver elefantes, leones y otros animales salvajes lo más cerca posible. Por supuesto, todo ello motivado por nuestra pasión por ellos y sin ninguna mala intención.
Sin embargo, la realidad es que son pocos los ejemplares expuestos en las arenas de estos espectáculos quienes después han vuelto. Tal es el caso de Big Boy, el enorme elefante asiático de más de cuatro toneladas de peso que logró ser rescatado en abril pasado de la ignominia en la que vivió por muchos años .
El portentoso animal fue comprado a la familia dueña del circo Rolex, y liberado en el santuario natural Ostok , diseñado y construido sobre una superficie de 21 hectáreas, a más de veinte kilómetros al norte de la ciudad de Culiacán, Sinaloa, en México.
Se contó con un tráiler enorme para trasladar al paquidermo más cómodamente. El viaje hacia su nuevo destino no estuvo exento de complicaciones, ya que un aguacero obligó a suspender el desembarque y esperar el momento ideal. Afortunadamente todo salió bien.
“Por las condiciones del terreno, donde se ubica este hábitat natural y la fuerte precipitación pluvial que se tuvo por la tarde del domingo pasado, los equipos en manejo de animales silvestres, que esperaron que las condiciones climáticas mejoraran”, dijeron los portavoces del santuario silvestre.
Por su parte, Ernesto Zazueta, presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México, declaró que este viejo elefante pasó la mayor parte de su vida en los escenarios de los circos, durmiendo a la intemperie y muy mal alimentado.
“Desde este año, Big Boy, un viejo elefante que pasó parte de su vida en los escenarios de los circos, durmió al aire libre, en un santuario natural.”, señaló también Zazueta.
Una vez que llegó y se aclimató a su nuevo hogar, Big Boy comenzó a ganar peso y pudo ser estabilizado más fácilmente. Hoy el santuario es un remanso de paz para su alma.
Antes de llegar a su hogar definitivo Big Boy estuvo durante tres meses en el Zoológico de Culiacán, donde recibió los primeros cuidados incluyendo atención médica. Por su historia de vida y dulzura se convirtió en uno de los consentidos del lugar.
Sin embargo, los verdaderos héroes de este relato fueron el también activista en favor del medio ambiente, Arturo Islas Allende, quien con el apoyo del empresario de la gastronomía, Jorge Cuervas, lograron comprar al animal y sacarlo de este sitio tan inadecuado.
Afortunadamente, este abuelito paquidermo tuvo la fortuna de conocer algo más que la soledad y el encierro, hoy libremente puede sentir el aire moviendo sus orejas, ver el sol brillar y disfrutar la tierra fresca bajo sus patas. Muchos a través de la historia del circo no lo han logrado.
El nuevo hogar del elefante, hecho a semejanza de su hábitat natural, se convertirá próximamente en una zona de reserva de animales silvestres. Un lugar donde todos los rescatados puedan vivir en paz. ¡Circos sí, pero sin animales!