Conocer sobre hombres y mujeres que luchan por el respeto y la defensa de los derechos de los animales es saber que definitivamente existen ángeles en la tierra, son personas que entregan su vida y su alma para crear conciencia en el mundo sobre la responsabilidad no sólo con nuestras mascotas sino con todos los animales.
Cuidar, mantener y respetar a los animales son principios y valores que están firmemente dentro de nosotros… ¡No son negociables!
Marc Ching, es uno de estos hombres que han entregado su vida y su alma en la defensa de los animales, haciendo un trabajo digno, ético, con una mística y amor indiscutible.
Marc, en Junio del 2015 leyó sobre el China’s Yulin Dog Meat Festival, donde de una forma inadmisible y miserable, se tortura aproximadamente a 10.000 perros, según Humane Society International (HSI). Estos indefensos amigos caninos, son víctimas de maltratos, golpes, se trata definitivamente de una crueldad extrema para luego arrancarles la vida y comer su carne.
Al igual que le pasó a Marc, la incredulidad se apodera de nosotros ¡No es posible que esto realmente suceda en algún lugar del planeta!
Marc comenta que sabía que en algunas partes del mundo la carne de perro es comestible, sobre todo en los países asiáticos, pero lo que sucede en este festival es un verdadero infierno, solo hay espacio para la tortura, el maltrato, los golpes, hasta llegar a la muerte de estos seres inocentes.
Y es que todo este sufrimiento le da un valor agregado a lo que ellos consideran “el producto” que es la carne de estos pobres perros, todo ese maltrato incrementa el costo porque según estos inescrupulosos consumidores le sienten más sabor.¡Esto es desgarrador!
¿Cómo es posible que esto suceda? ¿Cómo entender que exista una cultura o tradición en algunos países que fomenten, defiendan y realicen estas actividades y por si fuera poco lo celebran por todo lo alto?
Marc recibía denuncias sobre estas torturas, pero pensaba que eran exageradas y quiso comprobar por el mismo que tan cierta era la información. Su esposa inicialmente no estaba de acuerdo con la decisión de emprender un viaje a lo incierto, a una ciudad donde no dominaba el idioma, Marc no habla ni Cantones ni Mandarín, sin embargo ella supo escuchar su corazón y no puso objeción y le brindó a Marc todo su apoyo.
Humane Society International estima que anualmente unos 30 millones de perros son sacrificados por su carne en los países asiáticos. Aunque no entendemos la razón es una actividad que está dentro de un marco legal. Lo que se considera ilegal es la venta de carne de perro envenenada.
Existen comedores de carne de perro, los cuales afirman que es parte de su historia culinaria y lo consideran incluso con beneficios para la salud, ya que creen que aumenta la virilidad o es de buena suerte. Según la Fundación de Animales de Asia la gran mayoría de la carne de perro que se comercializa proviene de perros robados.
En Beijing, el Centro Internacional de Servicios Veterinarios, ofrece tratamiento médico y quirúrgico para los animales domésticos, también recibe los animales que son perros callejeros, abandonados o han sido rescatados de los camiones los transportan para ser comercializados.
Frecuentemente los animales que son rescatados del comercio de la venta de carne de perros, han sido inicialmente mascotas que han enfermado con un alto costo en el tratamiento y sus propietarios deciden abandonar al animal o venderlos a los mataderos, con la excusa de cortar por lo sano.
Marc, es un hombre que arriesga su vida para no sólo recoger las evidencias de tanta crueldad sino de tratar de cambiar el destino de algunos de estos perros que en las manos de estos seres sin corazón sólo le espera dolor, sufrimiento y agonía antes de morir. Marc va directamente a estos terribles mataderos, se hace pasar por un comerciante que está interesado en la carne de perro.
Marc es fundador de la organización Animal Hope & Wellness Foundation. Su primer viaje a Beijing lo catalogó como una misión de exploración, necesitada averiguar si podía rescatar algunos perros. En ese viaje trató de ir a uno de los mataderos y terminaron siendo rehenes, sin embargo el haber podio rescatar algunos perros restó importancia el hecho de haber sido rehén y de tomar más impulso para continuar con un viaje que marcaría su vida para siempre.
Desde septiembre de 2015, Marc ha realizado distintos viajes a China, Vietnam, Camboya, Tailandia, Indonesia y Corea del Sur. Para cada viaje utiliza un modus operandi similar: contrata un conductor y un traductor para ayudar con la logística, se hace pasar por un comprador de carne de perro, visita a los mataderos y documenta la tortura como parte de la evidencia. Luego Marc intenta salir con tantos perros como le sea posible.
Es una experiencia muy traumática, dolorosa, muchos le han aconsejado la visita a especialistas que le ayuden de alguna manera a superar todo lo vivido.
Marc cuenta que pronto llega un camión, con largas jaulas, todas apiladas, llenas de perros, sus patas, sus hocicos salen a través de la rejilla de alambre. Lo que se escucha son los gemidos de los perros. El piso de la matanza es mojado y sucio. Grandes cuencos de agua hirviendo burbujeante con un fuerte fuego.
No es su primera vez en un matadero, ya sabe lo que viene después, un horror que impacta su vida completamente. Marc compara su estado de ánimo con la de los soldados en la guerra. «En realidad, no piensan acerca de las pequeñas cosas que están sucediendo», dice Marc.
«Hay un momento en el que entramos en el matadero y los perros están gritando, y cuando usted rescata a uno de ellos sabe quién es,» dice Marc. «Y eso lo más hermoso de todo. Ese momento es realmente muy adictivo».
A medida que los trabajadores utilizan postes de acero para arrear a los perros de las jaulas, Marc se encuentra con los brazos cruzados delante de su pecho, sosteniendo su teléfono en la mano mientras se documenta de forma encubierta la escena.
Todas estas imágenes que Marc ha logrado obtener suman más de 300 videos y 5000 fotos que han sido expuestas en el extranjero en menos de un año.
Marc fue testigo de perros quemados vivos con sopletes, escaldados hasta la muerte en el agua hirviendo y golpeados con palos mientras los cuelgan de sus cuellos. Comenta que ha sido agredido y hospitalizado casi a punto de morir aproximadamente cuatro veces.
Esto es una verdadera pesadilla, es un infierno en vida… ¿Cómo es posible que esta situación sea real y no pueda existir una regulación que prohíba de una vez por todas tanto maltrato?
Marc ha rescatado alrededor de 349 perros en el extranjero en ocho meses, pero sólo menos de un tercio de ellos han llegado a los Estados Unidos.
La mayoría de los perros rescatados mueren en los brazos camino al veterinario. Es muy lamentable, pero este puede ser un viaje en coche de cuatro horas.Una vez rescató a una perrita que había tenido las cuatro patas cortadas. Dejar que los perros sangren hasta la muerte ya es estar muerto. «Ella sólo se desangró en el camino al veterinario y murió», dice Marc. «Al menos conoció a alguien y pudo sentir que no murió en ese infierno.”
Marc cuando no está en las misiones de rescate en Asia, atiende una tienda de alimentos orgánicos para mascotas y un centro de tratamiento integral en Sherman Oaks que también funciona como un refugio para perros que han sido maltratados.
Marc comenta que hasta agosto del año 2015 su vida era perfecta, antes de realizar su primera misión a Asia. Ha estado casado por más de siete años, tiene dos hijos sanos y es dueño de varios negocios.
Es muy frustrante querer ayudar a todos estos animales y sentir tanta impotencia por ser un simple mortal que tiene limitaciones.
Dice que sintió el llamado a acudir en ayuda de estos animales. «Muchos de nosotros hemos sufrido para llegar a ser lo que somos hoy en día», dice Marc. «Me siento como si estuviera tratando de salvarme a mí mismo.»
Marc comenta que nació de una madre adolescente que lo dio en adopción. Dice que pasó a sufrir de «problemas de identidad,» pasó por las drogas y problemas en la adolescencia. Parte de esta confusión se evidencia por los numerosos tatuajes que serpentean hasta sus bíceps; que ahora los mantiene cubiertos y hasta ha conseguido eliminar algunos, ya que no representan a la persona que es actualmente.
Marc comenta que sus crisis personales lo inspiraron para ayudar a quienes han sufrido. «Algunas personas se encuentran a ellos mismos cuando ayudan a los demás», dice Marc.
Marc es japonés y coreano, fue adoptado por padres chinos y japoneses. Sus abuelos le enseñaron mucho sobre salud y bienestar.
Cuando Marc tenía 17 años, se trasladó a Las Vegas para realizar sus estudios superiores en la Las Vegas y California. Fuera de las aulas, Marc continuó perfeccionando lo que su abuela le había enseñado, desarrollando sus propias formulas en la nueva era de la medicina oriental para los animales domésticos y personas.
Marc mientras estudiaba en la universidad tuvo como mascota a un perro llamado Mila, se puso muy enfermo y lamentablemente murió de una enfermedad inflamatoria intestinal. Después de varias visitas al veterinario, se vio desalentado. En Hawai, muchos dueños de mascotas creen en los tratamientos holísticos y que los animales deben ser alimentados similares a los seres humanos.
Finalmente Marc decidió que quería aplicar sus experiencias en Hawai para una empresa en California, por lo que comenzó a hacer comida para perros orgánica, sin ingredientes y almidones procesados, que según él puede crear y exacerbar los problemas de salud. Marc comenzó a distribuir muestras de su producto en los mercados agrícolas locales en 2010 y un año más tarde abrió el restaurante para mascotas.
Su decisión de seguir esta carrera en particular fue definitivamente una desviación de las expectativas de su familia. Su padre es un corredor de bolsa, al igual que sus hermanos. Se esperaba que Marc hiciera lo mismo. «En la tradición asiática, el hijo mayor tiene que hacer lo que hace el padre,» dice Marc.
Marc no cumplió esas expectativas y usó la tarjeta de crédito para construir su negocio desde cero, la ampliación del restaurante de mascotas, la creación de una tienda y la incorporación de un grupo de rescate.
No hay muchos refugios dedicados exclusivamente a los perros maltratados, comenta Marc, ya que requieren una enorme cantidad de atención y con frecuencia sufren de enfermedades persistentes lo que se traduce en miles de dólares en cuentas medicas.
Marc, en nombre se compañía, ha desarrollado una fuerte red cibernética de apoyo, con más de 120.000 seguidores Instagram. No es de extrañar que ha acumulado decenas de miles de seguidores. Sus mensajes de medios sociales son profundamente personales, exhaustivos y frecuentemente son escritos desde el punto de vista de los perros que son rescatados.
Él dice que va a seguir tratando de salvar la mayor cantidad posible de perros, pero su objetivo final es lograr una reforma radical para que no existan perros que requieran rescate.
Mientras que los activistas tratan de conseguir la abolición del comercio de carne de perro, Marc dice que incluso el paso y la aplicación de las leyes de crueldad de animales serían un paso en la dirección correcta. Para ello, tiene la esperanza de aprovechar el poder que tienen algunos famosos.
Marc pensó en esta idea tomando como ejemplo una campaña exitosa que la ex estrella de la NBA, Yao Ming llevó en China contra la sopa de aleta de tiburón, después de sólo dos años el consumo de tiburón se redujo un 50 por ciento en ese país.
«La gente no se identifica con su causa,» dice Marc. «Ellos se identificaron con él.
Después que Marc llega de estos viajes que son una pesadilla se siente sacudido, sus manos tiemblan a través de cientos de fotos que son testigo de momentos de torturas. Después regresar de su ultimo viaje, envió a su familia a Legoland durante una semana, porque «estaba claro que no podía estar cerca de ellos.» comentó Marc.
La vuelta a casa es la parte más difícil, explica Marc, en ese tiempo de acoplamiento pasa mucho tiempo en su coche, el espacio pequeño, confinado que le hace sentir más seguro. “Todo el mundo me dice que tengo que ir a terapia, pero no hay palabras para hablar en la terapia” dice Marc. «Simplemente, no hay palabras.»
Definitivamente su labor por estos animales lo hace por amor, vocación, valores, y compromiso.
Solo podemos enviar a este gran hombre nuestro respeto y nuestras palabras de solidaridad ante tan terrible experiencia y nuestro agradecimiento por tan invaluable labor.
Muchos desconocíamos esta realidad, por favor no dejes de compartirla, saber que tantos perros sufren esa pesadilla nos deja un amargo sabor y ganas de decir ¡YA BASTA!