Es muy lamentable que algunos maravillosos animales se encuentren en peligro de extinción a causa de intereses personales de seres humanos que son indiferentes al daño que están causando.
Es el caso de los delfines rosados del Amazonas, también conocidos como Bufeo, Tonina, Pinky o Boto, una de las pocas y principales especies de delfín de río del mundo, y quienes corren el mayor riesgo de extinción por su uso como carnada para la pesca.
Según las estadísticas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), la situación de la población de los defines rosados es muy alarmante, esta especie podría desaparecer en menos de cinco décadas.
Es urgente que las políticas de los países de la región consideren la conservación y preservación de estos delfines con estrategias que prioricen la protección de la vida de esta especie considerada como un patrimonio natural.
Los biólogos y expertos marinos han alertado durante años sobre la vulnerabilidad del delfín rosado del Amazonas.
Según la bióloga Sannie Brum, investigadora del Instituto Piagacu (Ipi), estudios realizados sobre los hábitos de los residentes del lugar indican que anualmente pierden la vida aproximadamente cientos de delfines rosados.
La carne de los delfines rosados es usada como cebo para la pesca de la piracatinga (Calophysus macropterus), un pez conocido como el buitre de las aguas.
“Los pescadores locales extraen cerca de 15 toneladas de piracatinga por año y el 90 % del cebo que utilizan es carne de delfín rosado».
Los pescadores utilizan como cebo pedazos de peces con mucha grasa, e incluso usan caimanes porque la piracatinga se alimenta de carne podrida.
La carne del delfín rosado tiene mucha grasa y un olor fuerte que atrae a este tipo de pez y como su pesca está prohibida, no pueden venderlo en el mercado. Los pescadores colocan los trozos de la carne en una jaula que luego sumergen para atraer al buitre de las aguas.
«Los pescadores lo explotan porque es una especie de gran tamaño y su productividad es alta, pero los habitantes de la región no lo quieren porque saben que se alimenta de carne podrida».
Aunque la pesca de los delfines rosados es la principal causa de que estas especies estén en peligro de extinción, factores como la contaminación de su hábitat, la construcción de hidroeléctricas, la explotación petrolera y el aumento de la circulación de embarcaciones y turistas han incrementado su vulnerabilidad.
A pesar de que la reproducción de estos delfines tiene un ciclo de diez meses de gestación y las madres cuidan a sus crías durante cuatro años, todavía hay esperanzas de recuperar esta especie, gracias al descubrimiento de una cría de este tipo de delfín.
La mayoría de los países amazónicos ha prohibido su pesca y ha creado algunos proyectos para proteger a los delfines, sin embargo, es urgente tomar medidas que controlen la fiscalización de su pesca, incentiven programas educativos y propongan ofertas alternativas a quienes dependan de la pesca de la piracatinga.
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