Los inspectores de la RSPCA recibieron una llamada sobre una pareja en Queensland, Australia. Tenían dos cachorros, pero los vecinos del lugar los veían cada vez más débiles y desorientados.
Tras una primera inspección en la casa de James McKenzie y Megan Price, los inspectores quedaron en shock. El estado de los peluditos era realmente lamentable. Estaban desnutridos y todo porque sus dueños les impusieron una dieta vegana.
Los cachorros eran bull arab. Esta raza se caracteriza por ser energética pero estos perritos a duras penas lograban caminar. Roo tenía una de sus patitas heridas y los dueños aseguraron que era una herida producto de saltar desde el sofá.
A pesar de que se encontraba visiblemente afectado, no lo llevaron al veterinario y decidieron tratarlo con un yeso casero que le causó terribles ampollas en su barriga. El pobre perrito sentía mucho dolor.
Ula, la otra peludita, también estaba muy débil. Al igual que Roo, sus niveles de desnutrición eran alarmantes. Los inspectores de la RSPCA buscaron alimento para perros en toda la casa, pero lo único que encontraron fue comida vegana.
“Ustedes comen animales. Nunca serán como nosotros. Somos veganos y amamos a los animales”, se defendió James.
Megan admitió que ella misma preparaba la comida de sus perros pero se negó a explicar qué ingredientes utilizaba. Los oficiales dejaron la primera inspección con una orden de que la pareja llevara a sus perritos al veterinario y los alimentara apropiadamente.
Un par de semanas después regresaron y la pareja les dijo que los perritos ya habían perdido la vida. Sin embargo, cuando realizaron una búsqueda en la propiedad, los encontraron en la parte de atrás de la casa.
“Ya no están con nosotros. Se han ido con Dios”, dijo la pareja al intentar ocultar a los perritos en el patio.
Los tomaron bajo su cuidado y la pareja enfrentó cargos por trato injusto a los animales y negarse a darles atención veterinaria. Ula logró recuperarse. Recibió un nuevo nombre y ahora se encuentra en un hogar seguro.
Lamentablemente, Roo no tuvo la misma suerte. Lo llevaron con diferentes especialistas por su dolor crónico pero nada dio resultados.
El cachorrito perdió la vida. Los tribunales encargados del caso impusieron a la pareja una multa de casi 9.000 dólares por los trámites legales y la atención veterinaria que necesitaron Ula y Roo. También se les prohibió tener mascotas.
Alzamos la voz en contra del denigrante e irresponsable trato que estos animales inocentes recibieron. Uno de ellos no logró sobrevivir y es hora de que el mundo comprenda que la salud y la alimentación de los perritos no es un juego.
Une tu voz y comparte esta nota para que ningún perrito tenga que sufrir esta injusta suerte. Los animales merecen dueños responsables y prudentes con su cuidado.