La caza de animales silvestres sigue siendo un tema a debatir en la mayor parte del mundo, y en los Estados Unidos de América, el asunto no ha cambiado mucho. Aunque la caza deportiva de osos siempre se ha permitido en el territorio norteamericano, más concretamente en las reservas del Estado de Alaska, muchas son las regulaciones que fueron aprobadas por administraciones anteriores para dificultar la práctica de tan despreciable “deporte”.
En el 2015, el entonces presidente de Norteamérica, Barack Obama, aprobó una regulación que prohibía el uso de alimentos para humanos y animales como señuelo para atraer osos, en los que se destacaba el uso de alimento concentrado para perros, que era utilizado para atraer a los osos y sus cachorros, y así facilitar la muerte de los mismos.
La normativa de aquel momento también prohibió el uso de iluminación, linternas y demás artefactos para afrentar a los animales salvajes en su hábitat, práctica que era utilizada para tomarlos por sorpresa. El sentido del reglamento era resolver la incompatibilidad de la norma federal que autorizaba la caza deportiva de osos en la reserva de Alaska, con el hostigamiento y persecución a las que son sometidos en dicho “deporte”.
La administración del ahora presidente Donald J. Trump, ha decidido desechar aquellas regulaciones y permitir nuevamente el “uso de cualquier cosa” para atraer a los osos y facilitar la caza “deportiva” de los mismos. Acción que ha sido declarada por grupos ambientalistas como “poco ética y cruel”.
Eliminando las regulaciones, los cazadores podrían utilizar desde tocino, hasta rosquillas o donas, para así atraer y cazar al oso. Además afirmaron que la caza de estos animales perjudica enormemente su dinámica natural de vida, ya que los osos deben enfrentar a un nuevo depredador, uno bastante letal como lo es el hombre con un arma.
La idea que está siendo impulsada por el gobierno de Trump, le daría a los estados la discreción de aprobar qué clase de métodos serían los más adecuados y estarían permitidos para la caza deportiva de osos en los más de 8 millones de hectáreas que componen las reservas nacionales de Alaska.
“El departamento del interior está permitiendo la guerra en Alaska contra los osos y los lobos en las reservas nacionales”, declaró Jim Adams, quien forma parte de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales. Se cree que en Alaska existe una población cercana a los 30 mil osos pardos y además, se estima que más de 100 mil osos negros se encuentran a lo largo y ancho de todo el estado.
Mientras se discute la propuesta, solo queda esperar por la acción de varios de los grupos ambientalistas, quienes activamente han hecho un llamado a la colectividad a pronunciarse sobre el tema, y han rechazado las intenciones del Presidente de los Estados Unidos y su gobierno. Intenciones que para ellos deben corregirse.
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