Los animales se rigen por su naturaleza, aunque algunos pueden presentar variantes en su comportamiento después de ser domesticados, pero en el caso de un dulce gato montés la historia es bastante diferente.
T’challa dejó de lado su instinto depredador para convertirse en una felina juguetona que abraza todo tipo de hortalizas.
A esta amiguita le gusta la vida sin preocupaciones.
A la felina nadie buscó desviarle sus instintos pero el destino se encargó de alejarla de su ambiente salvaje. La gata montés fue rescatada cuando era apenas una cachorra por unos buenos samaritanos que la encontraron lesionada en medio de un camino.
De no haber sido por ellos hubiese muerto.
Conmovidos con la situación, las personas decidieron salvarla pero ante la imposibilidad de cuidarlos ellos mismos llamaron a unos especialistas.
Se trataba de los voluntarios de For Fox Sake Wildlife Rescue, un centro de rehabilitación de vida silvestre que opera en Chattanooga, Tennessee (Estados Unidos).
Los samaritanos tomaron la mejor decisión.
En el lugar la rehabilitaron para posteriormente regresarla a su hábitat pero las lesiones de T’challa le impidieron desarrollar las destrezas necesarias para vivir entre la hostilidad de la naturaleza.
«Me especializo en el cuidado de depredadores, así que me contactaron para rehabilitarlo. El objetivo, por supuesto, era dejarlo en libertad «, dijo Juniper Russo, director ejecutivo de For Fox Sake Wildlife Rescue.
Ruso explicó que lejos de aprender a cazar y defenderse, T’challa se convirtió en un gato montés tonto y juguetón.
«Es increíblemente tonto y divertido. La mayoría de los gatos monteses tienen un alto instinto de presa y comienzan a atacar y lanzarse hacia todo lo que se mueva o agitar su comida antes de que sus ojos se abran. Pero ella no desarrolló esos instintos como lo haría un lince normal. Aun así, no es un gato doméstico. Marca todo lo que posee y puede estar muy a la defensiva de su comida, juguetes y territorio. No puedo dejar de enfatizar lo inapropiado que sería como mascota», resaltó Russo.
Un nuevo aspecto desarrollado por T’challa ha causado curiosidad en sus cuidadores. Este lince es amante de los vegetales y plantas como el hinojo se han convertido en sus favoritas.
Sí, T’challa ama lo que otros de su especie detestarían.
Pero no tenemos que confundirnos, este felino no deja de lado su pasión por la carne, sólo que en ciertos vegetales ha encontrado los abrazos que tanto le gusta dar.
T’challa suele abrazar los costales de hinojo como si fuesen un juguete.
«Le entregué un bulbo de hinojo, esperando que se diera cuenta de que no lo quería después de todo, y se sorprendió cuando lo agarró, lo acurrucó y se lo llevó a la cama. Cuando tiene varios bulbos de hinojo a la vez, a veces pone los extras en su caché de juguetes para guardarlos para más tarde», dijo Russo.
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Para sus cuidadores no caben dudas de que T’challa es una gatita montés especial, así que disfrutan cada día de sus ocurrencias mientras el animalito salvaje juega y crece entre el regocijo de haber hecho de los hinojos sus mejores amigos.
Este lince encontró con los especialistas del refugio la protección que no podrá tener en su vida salvaje, comparte en tus redes la tierna historia de T’challa.