Los jerbos, también conocidos como “ratas del desierto” son animales gregarios y muy exóticos, oriundos del norte de África, China y Mongolia. ¿Te los imaginas durmiendo en un congelador para no morir de frío durante el invierno?
Un grupo de estos roedores se encuentra aislado en el zoológico de Moscú, Rusia. Duermen en cajas de madera, las cuales a su vez, son almacenadas en refrigeradores. Este procedimiento se debe a que, una vez adquieren el peso ideal, comienzan un período de hibernación a una temperatura estable dentro de los contenedores.
“El refrigerador mantiene una temperatura agradable para ellos, de entre 2 y 4 grados °C, y la caja está recubierta internamente con goma espuma para que nada moleste al animal”, explicaron los empleados del zoológico ruso.
Durante la segunda mitad del verano y principios del otoño, a los jerbos se los alimenta con nutrientes altamente beneficiosos para su desarrollo. En particular, a través de una mezcla de granos con predominio de semillas de girasol. Sin embargo, durante el invierno pierden una cuarta parte de su masa corporal.
Es por ello que comienzan su período de hibernación cuando ya pesan alrededor de 400 gramos. Suficiente masa corporal como para dormir durante unos cuatro meses sin sufrir daño alguno en su organismo.
Los animalitos se encuentran supervisados por el personal del parque zoológico a tiempo completo. Todas las semanas, sin falta, los zoólogos verifican minuciosamente que estén bien y los pesan. Si su masa disminuye, los despiertan para volver a alimentarlos.
Sorprendentemente, durante este período de sueño la temperatura corporal del jerbo pasa de 38 a 4 °C, y su frecuencia cardíaca disminuye de 300 latidos por minuto a unos 5 o 6. Es por ello que, tras manipularlos y revisarlos, los trabajadores del zoológico vuelven a colocar a los roedores en sus cubículos de madera dentro de los refrigeradores.
“Lo que para nosotros parece aterrador, es completamente normal para un jerbo”, explicó un especialista.
Por norma general, los jerbos son animales sociables y amistosos. No muerden, a menos que se vean estresados por alguna amenaza. Son muy activos y divertidos. Con paciencia y dedicación pueden aprender diversos trucos, lo que les convierte en animales perfectamente dóciles.
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Su alimentación se basa en una dieta rica en semillas, verduras y fruta. También necesitan espacio para moverse, pues son muy dinámicos e hiperactivos. Viven entre 3 y 5 años. Si se les mantiene adecuadamente aseados, apenas desprenden olor. Son, en definitiva, una simpática especie.
No obstante, tomar la decisión de tener a un jerbo en cautiverio y someterlo a dormir en un congelador, es algo que, como con todos los animales, hay que valorar. Ellos no saben estar solos, necesitan estar en comunidad. Además, ningún animal merece permanecer tras las rejas.
Comparte esta historia. Muchas veces nos olvidamos de que cohabitamos este mundo con otros seres que también tienen necesidades y nos acompañan en nuestra cotidianeidad. Los consideramos inferiores, pero, en realidad es mucho lo que tienen para enseñarnos.