Cuando escuchamos que una especie está en peligro de extinción se nos arruga el corazón y nos alentamos aún más por seguir salvaguardando nuestro ecosistema.
Activistas y conservacionistas trabajan para evitar el trágico desenlace, pero los animalitos también ponen de su parte para salvar a su especie. Algo que se hizo muy bien Diego, una tortuga gigante macho muy activo que de tanto aparearse salvó a su especie de la extinción.
Esta especie fue objeto de estudio de Charles Darwin, autor de la teoría de la evolución.
Diego es un Chelonoidis hoodensis, una especie que vivía natural solo en España. Aunque se desconoce cómo llegó a los Estados Unidos, se cree fue recogida por alguna expedición española entre 1900 y 1959, así lo reseña Washington Tapia, conservacionista del Parque Nacional de Galápagos, en Ecuador.
Tras su llegada se lanzó una campaña internacional para recuperar a toda la especie, años más tarde, en 1976, se trasladó de nuevo a Galápagos donde formó parte de un programa de reproducción de especies.
Hace 50 años solo quedaban dos machos y 12 hembras.
Este macho resultó ser muy activo sexualmente destacando entre los tres seleccionados para recuperar a los hoodensis. Todo el proceso de reproducción se realizó en la Isla Santa Cruz, Galápagos.
Por suerte, el intenso trabajo de Diego y otras dos tortugas machos dio como resultado que 2.000 tortugas nacieran, estas más tarde fueron trasladadas a España. Aunque los científicos desconocían el aporte que hizo cada tortuga para salvar a su especie, un estudio genético reveló que Diego era el padre del 40 % de las crías.
Aproximadamente, 800 crías eras suyas.
Afortunadamente la especie esta fuera de peligro aunque no en perfectas condiciones. Según registros históricos había más de 5000 tortugas gigantes en la isla.
Sin embargo, no podemos negar que este resultado es muy alentador y significativo. Diego sin duda, tuvo un papel muy importante. Tapia comenta al respecto:
«Es un macho sexualmente muy activo y ha contribuido en gran medida a repoblar la isla”.
El valiente Diego es toda una reliquia de gran tamaño y valor, pesa 80 kilos y mide 1,50 metros de alto si llega a estriar bien las patas y el cuello. Su especie hasta ahora seguirá en aumento.
Desafortunadamente de las 15 especies de tortugas gigantes originarias de Galápagos, 3 se extinguieron en el siglo XVIII víctimas de los piratas.
Las ganas de aparearse de Diego, incluso en cautiverio, hizo posible este resultado.
Si bien las tortugas gigantes lograron salir de la lista roja de animalitos en peligro de extinción, aún quedan otras especies amenazadas donde su salvación depende de encontrar un macho tan activo como Diego. Deseamos más especies puedan seguir sobreviviendo y se encuentre la solución a un problema de extinción que nos afecta a todos.
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