Tener bajo nuestro cuidado a un animalito es una responsabilidad para siempre, pero algunas personas sin escrúpulos parecen no entenderlo. Esto fue lo que sucedió con una enorme perrita que fue dejaba a su suerte por su humano, quien simplemente la lanzó de su auto cuando decidió que ya no la quería.
La perrita de esta historia, Markella, no podía creer que el humano a quien había entregado su corazón estuviera dejándola sola en las peligrosas calles. Pensó que era un error y lo siguió durante kilómetros hasta que su cuerpo no pudo más.
Mientras corría detrás del auto de su humano, tuvo la desdicha de ser atropellada por otro vehículo. Trató de caminar pero no pudo llegar muy lejos, colapsó por sus heridas y permaneció tumbada sobre la acera por más de 12 horas. ¿Te imaginas lo asustada que debe haber estado?
“No puedo creer como alguien puede hacer esto a un animal. Me rompe el corazón saber que los humanos somos capaces de hacer tanto mal”, escribió un internauta.
Las personas pasaban a su alrededor pero nadie le ayudaba, supuestamente intimidados por el gran tamaño de la triste perrita. Markella había perdido todas las esperanzas y dudaba que algún humano pudiera ser bueno después de haber sido traicionada por quien más amaba.
Estaba devastada
Pero todo mejoró cuando el Refugio DAR Animal se enteró de todo por lo que había pasado la perrita y corrió a ayudarla. A los rescatistas no les importó su gran tamaño. Ella estaba demasiado débil para moverse, por lo que uno de los rescatistas tuvo que llevarla cargando hasta el auto y posteriormente al veterinario. ¡Markella fue una buena chica todo el tiempo!
El veterinario hizo un examen exhaustivo. A consecuencia del gran esfuerzo que hizo, se rompió una patita, aunque por lo demás se encontraba en perfecto estado por lo que fue trasladada al refugio.
Sin embargo, la perrita entró en una profunda depresión tras lo que había vivido. Estaba destrozada. Era más que evidente que extrañaba a su familia a pesar de que le habían fallado.
Por eso, los rescatistas se propusieron encontrar el mejor hogar para la perrita, sin importar su gran tamaño, porque ella merecía ser amada y olvidar la triste experiencia por la que pasó.
Afortunadamente, la patita de Markella sanó pronto y pudo salir a tomar su primer paseo. Pero, al salir, lo primero que hizo fue mirar hacia todos lados para ver si su “familia” había regresado. No fue así, era tiempo de iniciar una nueva vida y no mirar atrás.
Sus nuevos cuidadores trabajaron para ganarse su confianza y amor. Si iba a tener éxito en un nuevo hogar, tenían que probar cómo respondería a otros animales. Y, por supuesto, como la buena chica que es, ¡lo hizo genial!
No merecía ser tratada injustamente
En cuestión de meses, la vida volvió a sonreír a la perrita: fue adoptada y se mudó a Reino Unido, donde tiene muchos hermanitos peludos y grandes como ella con quienes jugar. Su nueva familia la aprecia de verdad y nunca la decepcionarán.
Se ha adaptado perfecto a su nuevo hogar y ha podido sanar todas sus heridas. ¡Nuestros mejores deseos están contigo Markella!
Comparte esta emotiva historia con todos tus amigos y nunca rompas el corazón, puro y leal, de un animal.