Cuando alguien robó a su mascota, la vida de Rian Maercks nunca volvió a ser la misma. Rian tenía un cachorro de pastor belga malinois. Habían compartido tan sólo un par de semanas juntos pero ya se habían convertido en los mejores amigos.
El cachorro tenía cuatro meses de edad cuando se extravió.
El perrito había sido rescatado en Puerto Rico y vivía junto a su nueva familia en Florida. Todo parecía ir de maravilla hasta que la familia viajó a California para pasar las navidades con unos amigos. Rian se dirigió a un supermercado para comprar una parrilla.
“Pasó hasta tres días sin dormir. Estoy muy preocupado”.
Como siempre, iba acompañado de su leal perrito, así que lo dejó en el auto con el aire acondicionado encendido y los vidrios cerrados. Rian volvió en cuestión de unos minutos pero se encontró con la peor de las sorpresas. Alguien había destrozado una de las ventanas para llevarse al pequeño cachorro. Buscaron de inmediato en las cercanías pero no lograron encontrarlo.
“Lo busqué en el asiento delantero. Pensé que vería a mi hermoso cachorro durmiendo plácidamente”.
Fue entonces cuando comenzó el duro proceso de búsqueda. Rian ofreció una recompensa de 2 mil dólares pero con el paso de los días comenzó a perder las esperanzas. Su familia y él se encontraban tan afectados que incluso estaban dispuestos a pagar a todo el que compartiera la información sobre Schiele. No estaban dispuestos a rendirse y pagarían lo necesario para recuperar a quien era un miembro más de la familia.
“Toda la energía en mi casa ha cambiado por completo porque Schiele no está. Nada es lo mismo”.
Los meses pasaron y las navidades se convirtieron en una de las épocas más difíciles para Rian. No podía imaginar que justo cerca de esta fecha lograría reencontrarse con su perrito.
Cuando menos se lo esperaba recibió una llamada de un refugio local. Alguien había dejado al perrito y encontraron su información a través del microchip. Había pasado mucho tiempo pero se veía completamente saludable. Rian no cabía en sí de alegría.
“Tenía miedo de que hubiese perdido la vida o lo utilizaran en peleas para perros. Estoy muy feliz de ver que se encuentra bien”.
Celebramos este merecido reencuentro. A lo largo de dos años, no pasó un solo día sin que Rian pensara en su querido perrito. Ahora podrán recuperar el tiempo perdido y esperamos que nunca más tengan que separarse.
No te vayas sin compartir esta emotiva nota. No hay nada más difícil que separarnos de nuestros seres queridos, especialmente los más peludos y amorosos.