Los pangolines, unos curiosos animales con aspecto de oso hormiguero y el cuerpo cubierto de grandes escamas, habitan las zonas tropicales de Asia y de África. Desde hace años se encuentran en riesgo de extinción, debido a que su carne es considerada un lujo culinario embestido de milagrosas propiedades medicinales en zonas tan remotas como China.
Ahora, un nuevo estudio revela que la amenaza es mucho peor, pues un grupo de investigadores hallaron cepas de coronavirus en pangolines que habían ingresado a China de contrabando desde Malasia.
Dichas cepas están vinculadas al nuevo coronavirus causante de la pandemia de COVID-19.
Desde febrero, los pangolines, también conocidos como folidotos por la orden a la que pertenecen, han sido señalados como los posibles mamíferos intermedios en la teoría que plantea que el nuevo coronavirus fue transmitido de un murciélago a un ser humano a través de otro animal.
Este problema se convirtió en un riesgo para la salud humana desde este viernes, según destacó la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales. A través de esta ONG se pudo conocer que un pangolín malayo (Manis javanica), el mamífero más comercializado ilegalmente del mundo, pudo ser el vector principal de transmisión del virus.
“Aunque su papel como huésped intermedio del brote de coronavirus aún no se ha confirmado, la venta de estos animales salvajes en mercados húmedos debería estar estrictamente prohibida para evitar una futura transmisión zoonótica (animal a humano)”, dijo el doctor Tommy Lam, principal autor del estudio.
Ahora, numerosas organizaciones proambientalistas temen que estos animales sean aún más perseguidos hasta llevarlos a su extinción total.
De hecho, mucho antes de la pandemia, entre los años 2010 y 2015 se contabilizaron 1.270 incautaciones en 67 países, se requisaron 120 toneladas de partes del cuerpo y escamas del animal, así como se hallaron unos 46.000 cadáveres de pangolines.
“Nuestro nuevo estudio muestra que los pangolines están en riesgo. Si no actuamos ahora para comprender y proteger mejor a estos carismáticos animales, podemos perderlos en el futuro”, explicó el equipo de científicos de la Universidad de Hong Kong.
Lo cierto es que, saber a ciencia cierta cómo fue que un virus saltó de un animal salvaje, presuntamente un murciélago, a otro animal y luego a los humanos sigue siendo un misterio sin resolver, y el resultado de esta combinación es que la realidad para esta especie es mucho más dura, cruel y preocupante de lo que pensábamos.
Sin embargo, el profesor Andrew Cunningham de la Sociedad Zoológica de Londres señaló la importancia de no sacar conclusiones a priori, ya que la raíz del nuevo coronavirus sigue siendo desconocida; pudo haber tenido su origen natural en el pangolín, o haberlo contraído de otra especie entre su captura y su muerte.
Escamas y partes del pangolín que se comercializan
Los investigadores instan a los gobiernos del mundo a aumentar la presión para que se cumplan las prohibiciones comerciales internacionales, se emprendan programas educativos y de divulgación de información y se monitoreen las poblaciones de pangolines para evitar que en el futuro acaben desapareciendo, como ya ha pasado con otras especies.
Comparado con otros animales, se sabe relativamente poco acerca de los pangolines. Con el aumento de la caza, es crucial investigar cómo se vincula con el comercio ilegal de vida silvestre y se promueva su preservación.
Comparte esta historia con tus amigos. El compromiso de los gobiernos y la población local será fundamental para la conservación de los pangolines en el futuro y comprender su real papel en la transmisión de un virus a los seres humanos.