En la mirada de los perros parece como si se condensara un ruego: no te olvides de mí, dependo de ti, te adoro porque eres el Creador de mi pequeño mundo. Sin embargo, no todas las personas que, en principio, tienen el gesto de tener en su vida a una mascota, piensan en el gran compromiso que dicha acción reviste.
Desde que la pandemia originada por el brote de coronavirus apareció para arropar al planeta, muchas familias decidieron adoptar o comprar un perro. Pero, de acuerdo a informaciones emanadas de varios medios de comunicación británicos, cientos de cachorros están siendo vendidos en Internet, o dejados en albergues.
Como bien sabemos, el Reino Unido, ha sido uno de los territorios más devastados por el Covid-19. Fue allí donde, incluso comenzó a circular una nueva variante de la infección, conocida como B117 (o también VUI-202012/01).
Los sitios Web especializados en la compraventa de mascotas se encuentran saturados de candidatos y candidatas perrunas para ser adoptados. Sus edades oscilan entre los 6 y los 12 meses de edad.
La crisis económica propiciada por la emergencia sanitaria ha hecho que muchos padres y madres adoptivos se arrepintieran de tener un mejor amigo peludo para toda la vida, y ahora intentan recuperar el dinero invertido.
Y es que, estamos en medio de un panorama surreal, por decir lo menos. El precio de estas mascotas se disparó a la estratósfera. Hay razas que cuestan hasta 3600 dólares estadounidenses.
Otros, en cambio, se han puesto en contacto con organizaciones benéficas para ayudar a reubicar a los animales. Desde que las personas comenzaron a regresar a sus trabajos, bajo la “nueva normalidad”, ya no tienen tiempo o dinero para cuidar de ellos, la mayoría cachorros.
Por su parte, la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (RSPCA) señaló sentir gran preocupación por esta franca tendencia al rechazo de animales de compañía. Incluso, sus portavoces han dicho que el futuro no es para nada halagador. Se esperan más casos de perritos dejados a su suerte.
“Nos preocupa que muchas familias que se encontraban en casa con tiempo en sus manos durante el encierro tomaran decisiones impulsivas para aceptar mascotas, y ahora, solo unos meses después, busquen reubicar a sus nuevos perros después de darse cuenta del compromiso que tienen”, dijo la RSPCA.
Tal parece que, la impulsividad ha echado por tierra la racionalidad. Son muchas las personas que no tuvieron en cuenta el enorme compromiso y la dedicación que se necesita a la hora de decidir tener a un animal bajo su cuidado y protección.
Dog’s Trust, una asociación prodefensa de los animales reveló que, en los últimos tres meses, 1.800 personas han llamado. Solo entre el 27 y el 28 de diciembre de 2020, recibieron 114 alertas sobre perros dejados en las calles. Diecinueve de ellas eran cachorros menores de nueve meses.
“Toda esa emoción inicial del encierro: ‘¡Nunca más vamos a tener que volver a la oficina, vamos a buscar un perro!’… Estas son las consecuencias”, dijo el director de operaciones de Dog’s Trust, Adam Clowes.
Las protectoras y los refugios están abarrotados, el panorama es desolador por culpa de estas almas desaprensivas que dejan, sin más, a sus mascotas sumidas en la más profunda soledad e incertidumbre. No es justo para ellos.
Comparte esta historia con tus amigos. Esperemos que más familias los adopten y los quieran, y ayuden a contrarrestar este fenómeno.