Una isla de Liberia en donde no hay fuentes de comida se convirtió en el hogar de una colonia de decenas de chimpancés. Estos animales fueron llevados allí en la década de los 70 para ser objeto de agotadores experimentos de laboratorio. El principal objetivo era buscar una cura para la Hepatitis B, pero lo único que lograron fue dejar a estos animales en la peor situación posible.
En total viven 66 chimpancés en la isla.
Cuando las cosas comenzaron a volverse difíciles, los científicos huyeron para salvar su vida. Los animales no tuvieron la misma suerte. Actualmente siguen en la isla y parece una historia salida de ciencia ficción. La única razón por la que han logrado sobrevivir es porque su amoroso cuidador nunca se ha querido separar de ellos.
Estos animales necesitan más de 200 kilos de comida al día.
Joseph Tomas jamás imaginó que pasaría su vida salvando a los chimpancés de un terrible destino. Cuando era joven su gran pasión era el tenis, pero a los 20 años fue contratado por los científicos de la isla para limpiar las jaulas de los animales.
“Ella se llamaba Mabel. A ella le gusta lavar su comida en el agua antes de comer”.
Él siempre los trató con mucho amor. Cada uno de ellos tiene su propia personalidad y a pesar de que han sido afectados por una serie de enfermedades, siguen adelante. Algunos son tímidos, otros adoran comportarse como el payaso de la clase pero todos tienen algo en común: agradecen con todo su corazón el hecho de Thomas los ayude a seguir con vida.
Thomas lleva más de 40 años cuidándolos como si fueran sus hijos.
A principios de los 90 tuvo lugar un conflicto bélico en la zona y los científicos huyeron de allí. El único que se quedó fue Thomas y se aseguró de que los chimpancés nunca pasaran hambre. Después de todo, no podían sobrevivir por sí solos. En el 2004 detuvieron los experimentos por completo, debido a la enorme presión y a la tensión política. Una vez más, sólo Thomas se mantuvo junto a ellos.
No puede liberar a los chimpancés en su medio ambiente por miedo a que causen epidemias por las enfermedades que padecen.
En el 2015 brotó una epidemia de Ébola y las organizaciones que ayudaban a alimentar a los chimpancés retiraron su apoyo. Consideraban que era prioridad ayudar a los humanos, así que estos pobres animales quedaron desamparados. Thomas trabajó sin descanso y tocó incontables puertas para contar la desgarradora historia de sus queridos chimpancés. Actualmente sólo cuentan con la ayuda de organizaciones benéficas.
“Seguiré cuidándolos hasta que ellos mueran. O hasta que yo lo haga”.
Estas son las terribles consecuencias que deja el tratar a los animales de maneras tan inhumanas e indignantes. De no ser por el enorme corazón de Thomas y la especial conexión que formó con los chimpancés, los responsables de esto los habrían dejado expuestos a morir de hambre.
¿Sabías la alarmante situación de la Isla de los Monos? Comparte esta nota para unir tu voz y apoyar a Thomas en su gran labor por salvar a estos seres tan inocentes.