Los criaderos de perros son lugares lúgubres y sombríos en lo que los animales sufren toda clase de malos tratos, las criaturas rescatadas de estos sitios llevan consigno los signos de la agónica vida que han atravesado. Esta realidad no le es ajena a Luciérnaga, Azúcar, Solly y Chuck, cuatro perritos rescatados de un criadero para animales de caza en el Medio Oeste.
Los responsables de terminar con la pesadilla de estos peludos entraron en contacto con Best Friends Animal Sanctuary que decidieron acogerlo.
El grupo de rescatados revelaban una cruda realidad: los animales estaban en los huesos debido a la mala alimentación y tenían serios problemas de salud. Especialmente dos de ellos sufrían de una enfermedad parasitaria que había afectado su corazón y otros órganos.
Los perritos tosían constantemente y respiraban con bastante dificultad debido al notable quebranto.
El veterinario Patti Iampietro sabía que el asunto era bastante grave y la vida de estos animales estaba comprometida, pero el daño no era solamente físico.
Las cuatro criaturas estaban atemorizadas y sufrieron de estrés durante el recate, no confiaban en los humanos después de todo lo que les había tocado vivir en el criadero.
Los perros fueron considerados al borde de la muerte cuando llegaron al veterinario, especialmente los que tenían la enfermedad por parásitos.
Además de las afecciones, uno de los animales tenía grave lesiones en sus patas que evidenciaban los malos tratos recibidos en el pasado.
Estas criaturas no sólo debieron soportar la negligencia de los antiguos dueños sino actos de crueldad que sólo una persona desalmada es capaz de perpetuar. Los voluntarios del refugio y el personal médico invirtieron toneladas de atenciones y amor en estos perritos para que pudiesen librar su batalla contra la muerte.
Afortunadamente todos los canes salieron victoriosos y un par de meses después alcanzaron un peso normal y sus lesiones estaban cicatrizando, así como las marcas que llevaban en su corazón. Luciérnaga, Azúcar, Solly y Chuck se convirtieron en perritos más confiados y se dejaban consentir por todos.
Azúcar y Solly también dejaron atrás las heridas dejadas por la enfermedad parasitaria que padecían.
Ahora los cuatro chicos no sólo están sanos, sino felices. En el refugio supieron cómo ganarse su confianza y devolverles o darles a conocer la verdadera felicidad. Este rescate llegó en el momento justo, pues de no haber salido de ese criadero quién sabe qué cosas les esperaba al grupo de perritos.
Aunque exista tanto mal, aún quedan muchos corazones generosos dispuestos a ayudar. Comparte esta nota y enséñales a todos la trasformación e estos perritos, por ellos todo vale la pena.