Cuando un equipo de construcción comienza a remover el terreno en el que se disponen a trabajar, es probable que se destruya el hogar de alguna especie que ahí anida, vive y se alimenta.
Fue así que sin darse cuenta causaron el derrumbe de una madriguera, lugar de refugio de una familia de coyotes.
El empleado de la construcción David Bradley estaba trabajando con su trituradora de rocas cuando accidentalmente perturbó una guarida de coyotes.
“Mientras cavaba a través de una pila de lecho de roca para atravesarlo con nuestra trituradora, molesté a una guarida de coyotes. Al abrirlo por primera vez, cuatro coyotes lograron escapar sin problemas, pero había un quinto cachorro que descubrí atrapado a 5 metros bajo tierra, con todo derrumbado a su alrededor”.
«Sorprendentemente, a pesar de que no podría saber que estaba allí, no lo lastimé cuando moví la siguiente roca», explica Bradley.
Preocupado por lo ocurrido, se ocupó inmediatamente en socorrer a este cachorro antes de que fuese demasiado tarde.
El pequeño coyote lleno de angustia con la cabeza asomada, no podía escapar, tenía las piernas atrapadas.
“Llamé a uno de mis compañeros de trabajo para ayudar a sacarlo a mano. El pequeño y hermoso coyote de ojos azules no parecía tener miedo de nosotros, era como si supiera que no íbamos a lastimarlo”.
Los trabajadores comenzaron a tratar de liberar al coyote que había quedado indefenso con medio cuerpo aprisionado por una montaña de tierra sin poder ir a ningún lado.
Asustado pero demostrando una capacidad asombrosa de adaptación a situaciones difíciles, en lugar de luchar o agredir por temor, este pequeño mantuvo la calma mirando atentamente lo que sucedía a su alrededor, dejándose ayudar.
Muy lento pero seguro, Bradley y su compañero de trabajo cavaron con mucho cuidado en las rocas sacando todo el material que cubría su cuerpo.
A los pocos minutos, el coyote estaba libre. Los trabajadores lo revisaron, encontrando algo casi milagroso: no estaba herido. Solo se veía algo agotado.
Afortunadamente pudo ser rescatado con vida y sin lesiones aparentes.
Tan pronto como fue puesto en el suelo, el cachorro fue capaz de salir corriendo a toda velocidad sin ningún problema para unirse al resto de su familia que se encontraba cerca esperándolo.
Una situación de peligro que pudo haber terminado en una tragedia, tuvo un final feliz con la liberación de este animalito gracias al buen corazón de los trabajadores que lo pusieron a salvo.
El mundo siempre será un lugar mejor para vivir si ayudamos en todo lo que podamos a aquel que nos necesite.
Sabemos que uno de los grandes problemas del desarrollo urbanístico es lograr un equilibrio con la naturaleza, sin que afecte el ambiente y la vida de los animales. Cada acción de buen trato que procure su bienestar es una responsabilidad que recae en el ser humano.
Cada vida cuenta y merece ser salvada, comparte este emotivo rescate con los amantes de los animales.