Hay quienes creen que el secreto para una buena infancia es poder compartirla con una mascota. Hay muchos estudios que demuestran que los peluditos no hacen más que traer incontables beneficios. Esto es algo que David Coughlin comprendió a la perfección cuando vio el hermoso nexo que su hijo Connor y su perrita Golden habían formado.
“Es la perrita más dulce del mundo. Han sido muy unidos desde que Connor nació”, dijo David.
Cuando llegó el pequeño Connor, Lucy se convirtió en la hermana mayor ideal. Cuando Connor comenzó a dar sus primeros pasos, Lucy estuvo siempre allí para apoyarlo y hasta invitarlo a realizar todas las travesuras posibles. Una de sus actividades favoritas es curiosear juntos por la ventana.
«A Connor le llama la atención los autos y las motos, mientras que Lucy está obsesionada con las ardillas», dijo David.
Como buena peludita, Lucy es una gran aficionada a pasar horas enteras viendo por su ventana y no tardó en inculcar esta relajante actividad al dulce Connor. El único problema era que el pequeño todavía no era lo suficientemente alto como para asomarse a la ventana.
“Siempre me sentí mal de que Connor no lograra disfrutara de la vista como Lucy”, dijo David.
Cada vez que Lucy decidía asomarse, Connor quería seguir sus pasos pero simplemente no lo lograba. Sus padres se enternecieron al ver este gracioso gesto y decidieron darle a Connor una pequeña silla para que intentara llegar un poco más alto. Lamentablemente esto tampoco daba resultados.
Lucy tiene seis años mientras que Connor acaba de cumplir su primer año.
Fue así como David consiguió la inspiración para realizar un divertido proyecto y emplear su tiempo libre por la cuarentena: un porche para Connor. David hizo un ingenioso diseño que con un par de escalones y un pequeño espacio en el cual Connor podría curiosear cómodamente y quedar a la misma altura de su amiga Lucy.
El porche estuvo listo en apenas cuatro días.
El dedicado padre realizó una compra la madera y comenzó a crear ese regalo tan especial para su hijo. Cuando estuvo listo, Connor necesitó algo de tiempo para aprender a subir los escalones. Semanas después, el porche ya era todo un éxito.
El porche tuvo un costo total de 100 dólares.
Ahora, cada vez que Lucy ve algo por la ventana, sabe que puede contar con la compañía de Connor. El pequeño se sube rápidamente a su porche y pasan allí todo el tiempo del mundo como dos viejos amigos. No hay dudas de que este par tiene un sinfín de aventuras por delante.
¿Qué opinas de la adorable amistad de Connor y Lucy? No te vayas sin compartir esta nota que ha dejado a tantos conmovidos.