Además de estar relacionados con el mundo del espectáculo británico, Patrick Stewart y Sunny Ozell tienen una enorme debilidad: los pit bulls.
Él está dedicado a la actuación, mientras que ella hizo su carrera en el mundo de la música. Cuando no están atendiendo sus compromisos profesionales, es normal verlos en casa, recibiendo y dando amor a los perros a los que han ayudado a encontrar una mejor vida.
Ginger fue la primera en ser acogida en la casa de los Stewart
Cuando Patrick y Sunny decidieron comenzar a ayudar a pit bulls abandonados o en situaciones extremas, la primera en llegar a casa fue Ginger. Era la primera vez que la pareja trabajaba como un hogar de acogida y todo fue un verdadero reto.
Ginger estuvo en este hogar feliz durante 9 meses, para luego mudarse con su familia definitiva. Luego llegó a casa Emma, cuya historia reseñamos aquí hace algún tiempo.
La traviesa Emma en sólo dos semanas ya había encontrado su hogar para siempre.
Por último le tocó el turno a Lenny. Aunque Patrick y Sunny habían adquirido algo de experiencia tras trabajar con Ginger y Emma, el caso de Lenny era distinto, pues era la primera vez que adoptaban temporalmente a un perro de 10 años.
No sabían nada del pasado de este dulce animal, pero tampoco importaba. Estaban dispuestos a darle todo el amor que fuese necesario para hacerlo sentir en casa.
Así fue, Lenny fue sumamente feliz, pero de pronto comenzó a presentar unos curiosos síntomas, como si tuviese la tos de perrera. Sunny llevó de inmediato al perro al veterinario, donde comenzaron a hacer estudios sin saber con exactitud cuál era el problema de la mascota.
Patrick y Sunny no escatimaron esfuerzos, hasta que finalmente se supo que el problema de Lenny radicaba en una neumonía. Un perro en condiciones normales habría podido salir adelante con la enfermedad, pero este pit bull tenía un gran factor en contra: todos sus años de vida en las calles.
Patrick dando consuelo a Lenny en sus últimos días
La salud de Lenny estaba resentida y esto no le permitió tener la fuerza suficiente para luchar contra esta enfermedad.
En vista de que el perro no se reponía, la familia tuvo que tomar la más difícil de las decisiones y tras días de agonía, Patrick y Sunny decidieron ayudar a su amado perro a “pasar el puente arcoiris”, como ellos mismos han dicho.
Tras vivir por años en las calles, la salud de Lenny no estaba preparada para luchar contra la enfermedad
Patrick y Sunny al menos albergan en sus corazones la satisfacción de saber que tras una larga vida de sufrimiento, Lenny al menos pudo conocer el amor y el calor de un hogar en sus últimos meses de vida.
Esta historia nos demuestra las repercusiones que tienen sobre la salud física y emocional de algunas mascotas el tiempo que pasan abandonados en las calles.
Los Stewart seguirán ayudando a tantos pit bulls como puedan
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