Aunque todas las criaturas tienen derecho a la vida, es común ver que no todos los animales tienen el mismo nivel de atención a la hora de ser rescatados. Por suerte para una cigüeña amputada, esto no fue un obstáculo para que una mujer se solidarizara con su situación, y escribieran juntas la mejor historia de esperanza y solidaridad.
Se trata de la hermosa Gosha, una cigüeña con un pasado lamentable.
Esta ave quedó atrapada en una torre de alta tensión que la electrocutó y dejó en aturdida en el suelo. El accidente le causó graves lesiones, entre ellas las más difíciles y comprometedoras las recibió en su cuello y una de sus alas.
La pobre apenas podía sostener su cabeza.
Gosha recibió atención médica y los veterinarios se vieron en la necesidad de amputar su ala. Aunque la cirugía resultó exitosa, todos temían por su recuperación y dudaban que pudiese salir adelante.
Todos menos Elena Ersh, una local que quedó conmovida con el accidente y decidió ayudar.
Elena ha sido un ángel para Gosha.
La decidida Elena llegó a la clínica, preguntó por el ave, la envolvió en unas mantas y se la llevó a casa.
A partir de ese momento se convirtió en su responsable.
“Cuando me enteré de esta cigüeña, fui a buscarla sin dudar. Me encontré con un ave enferma y desesperanzada, que estaba echada allí y ni siquiera levantaba su cabeza. Había mucho dolor y desesperación en sus ojos”, Elena Ersh
De no haber sido por Elena, nadie sabe qué hubiese pasado con el ave, pues en un principio los veterinarios que la atendieron no midieron la gravedad de su estado.
Por eso, la mujer buscó ayuda especializada.
“Llamé a todas las clínicas privadas buscando a un ornitólogo […] después de que lo examinara, dijo que Gosha hubiese muerto si esperábamos más tiempo, porque su ala estaba infectada. Le hicieron la cirugía ese mismo día, la que duró unas tres horas; le quitaron otra porción de ala, lo limpiaron y le indicaron un tratamiento”, explicó Elena.
La mujer de Mogilev (Bielorrusia) estuvo muy pendiente del ave a la que bautizó Gosha y la cuidó de manera especial durante esas primeras semanas.
El animalito recibió tratamiento antibióticco y masaje en sus patas. A la semana Gosha empezó a caminar, aunque con poco equilibrio por la ausencia de su ala.
La alimentaban con ayuda de una jeringa.
Cuando Elena supo que estaba mejor, decidió construirle en el patio un recinto de unos 100 metros cuadrados, para que la cigüeña se sintiese libre.
Este lugar especial fue creado para ella.
El espacio cuenta con un estanque y una casita personalizada, en la que Gosha se resguarda del frío invierno bielorruso. De no haber sido por esta mujer es muy probable que el ave hubiese muerto; por eso ahora son grandes amigas.
La mejor manera de ayudar es simplemente haciéndote presente. No esperes mucho para actuar y por favor comparte esta inspiradora historia.