No hay legado más grande que dejar el mundo un poquito mejor de lo que estaba antes de que llegáramos a él. Ver a un animal inocente sufriendo, impulsa a cientos de personas a convertirse en rescatistas de seres inocentes en situación de calle, o que son tratados con desprecio.
Y es que, cuando se abre el corazón a esos peludos que necesitan de alguien que los defienda, hay una fuerza que nos arrastra a rescatarlos. Una de estas extraordinarias mujeres, miembro del Lucky Dog Refuge de la ciudad de Stanford, Connecticut, Estados Unidos, encontró a una canina en un estado lamentable.
La peluda llamada Halo yacía echada en suelo de un bosque hecha una bolita. Tenía la mirada completamente perdida, lo que denotaba que estaba ciega. Además, estaba famélica. Por suerte, la buena voluntad de este grupo de hombres y mujeres logró que Halo pudiese aspirar a una nueva oportunidad de vida.
Halo realmente estaba en un estado deplorable, sin embargo, con un poco de cuidado estricto, muchas dosis de amor, cariño y, eso sí, unos cuantos conos de helado de McDonald’s, la perrita resurgió de sus cenizas y comenzó a mostrarse tal cual como es en realidad.
Según un medio de comunicación local, el animalito fue dejado en medio del follaje, en el suelo hecha bolita, quizá tan solo esperando la muerte para por fin dejar de sufrir. Su ceguera era evidente a través del color lechoso de sus pupilas.
Una de las voluntarias trató de animarla con algo de comida para que se incorporase por sí misma y saliera del lugar sola. En el momento cuando se levantó se dieron cuenta de por qué estaba tan débil: Halo era solo huesos y pellejo.
De allí su nombre Halo, “aureola”, en español, ya que el equipo de rescate tomó la decisión de que, de ser inminente la imposibilidad de curarla, la pondrían a dormir dignamente. La verdad es que estaba sufriendo demasiado, aguantando. Para ellos, no era justo alargar su dolor.
“Decidimos que no era digno para ella sufrir más de lo que estaba sufriendo. De ser necesario, la pondríamos a dormir”, dijo un rescatista.
Como por efecto de un milagro, Halo comenzó a progresar poco a poco y a recuperarse, con todas las posibilidades de volver a tener una vida normal. Ingresó a un hogar de paso para iniciar su tratamiento médico.
Según cuenta Stacey, su madre temporal, el estado de salud de Halo era muy delicado cuando llegó, pero nadie en el albergue dudó un segundo en ayudarla en todo.
Una vez pudo comenzar a moverse, Halo se apoyó en Stacey, demostrando mucho agrado al sentir el afecto del calor humano, a quien desinteresadamente le mostraba algo que jamás había vivido. Abrazos, besos, caricias y arrumacos son poco entre ellas.
“La perrita avanzó en su recuperación y es una peluda muy juguetona, amante de las caricias e inteligente, a pesar de su discapacidad visual. Adora devorarse sus conos de helado echada en su sofá favorito”, añadió su cuidadora.
Se trata de grandes buenas nuevas para todos en el Reino Animal. Nos encanta ver cómo otra vida es salvada por un grupo de almas caritativas, totalmente consagradas a velar por su bienestar. ¡Excelente, muchachos!
La nueva Halo
Desde esta tribuna, intentamos cumplir con nuestra parte, no solo ayudando a los animalitos que se encuentran en el camino, sino generando conciencia en la gente para que lo poquito que uno puede hacer se multiplique y genere un cambio global.
Así como esta perrita se transformó por el amor que recibió comenzando una nueva vida, todos los demás peludos abandonados pueden tener una oportunidad. Comparte esta historia con final feliz con tus amistades y tu familia.