La pandemia del coronavirus ha afectado a miles de personas en todo el mundo y de alguna u otra manera cambió la vida de todos. Son muchas los rumores infundados sobre el origen de virus y su relación con los murciélagos.
Sin embargo, debemos tomar este momento como una oportunidad de defender los derechos de los animales y recordar que ellos no son los culpables de lo que está sucediendo.
Más de 80 mil personas en China contrajeron la enfermedad del COVID-19
El principal problema siempre han sido los humanos y los tratos injustos que les dan a los seres vivos y al medio ambiente.
Desde finales del año pasado los especialistas del mundo entero se encuentran trabajando en la búsqueda de cualquier tratamiento o vacuna que pueda ayudar a los pacientes contagiados con COVID-19.
A falta de una vacuna la mejor prevención es quedarse en casa y lavarse las manos regularmente.
Lamentablemente, hay quienes creen que la respuesta se encuentra en generar más dolor y sufrimiento a los seres inocentes. El gobierno de China ha revelado una serie de recomendaciones para lidiar con los síntomas del coronavirus.
Las recomendaciones fueron emitidas por la Comisión Nacional de Salud de China.
Todavía no se ha encontrado una cura para la enfermedad, pero recomiendan el uso de la bilis de oso para disminuir los problemas en el aparato respiratorio.
“Los traficantes están aprovechando esta recomendación del gobierno para ofrecer sus productos ilegales”, afirmó Aaron White, un activista que trabaja en Agencia de Investigación Ambiental.
Desde hace años, China ha sido el hogar de muchas granjas ilegales en donde se dedican a extraer la bilis de osos tibetanos. Este procedimiento se realiza a través de un tuvo insertado en la vesícula biliar y resulta extremadamente doloroso para el pobre animal.
“No hay evidencia de que la bilis de oso sea un tratamiento efectivo para el nuevo coronavirus”, dijo el profesor Clifford Steer que ha estudiado el asunto en profundidad.
Por si esto fuese poco, los osos pasan los días en jaulas terriblemente pequeñas y jamás reciben la atención veterinaria que tanto necesitan. Suelen sufrir incontables problemas de salud como infecciones y todo porque son desatendidos.
“Las granjas de oso son muy peligrosas y conllevan muchos riesgos. Ya sea que usen a los animales para la obtener su carne y consumirla o para la medicina tradicional”, dijo Aaron White.
Lo que ellos promueven es una inyección llamada Tan Re Qing que contiene cuerno de cabra en polvo, bilis de oso en polvo y extractos de algunas plantas.
Recomendar un producto como este en medio de la aguda crisis que enfrenta el mundo contra el COVID-19 puede generar una alta demanda y por lo tanto costaría la vida de cientos de osos inocentes.
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