Hay veces que la naturaleza te sorprende más de lo que jamás hubieras imaginado.
Leyendo sobre el libro “Decir malas palabras es bueno para ti”, de Emma Byrne, hice un descubrimiento que me ha parecido tan fascinante que inmediatamente sentí la necesidad de compartirlo con todo el mundo.
Me pareció increíble descubrir que no solo los humanos dicen groserías o malas palabras.
¡Los primates también lo hacen! El Proyecto Washoe es una muestra de ello
Washoe era una chimpancé hembra que fue adoptada originalmente por R. Allen Gardner y su esposa Beatrix en los años 60s.
Luego ella fue acogida por el investigador llamado Roger Fouts en la Universidad de Washington.
Washoe era la matriarca de tres chimpances más jóvenes: Loulis, Tatu y Dar.
Para cuando trajeron al más pequeño, Dar, a vivir con ellos, los humanos ya habían dejado de enseñarles el lenguaje de señas.
Ellos querían ver si los chimpancés transmitían el lenguaje a través de generaciones, lo que hicieron perfectamente.
En su hábitat natural los chimpancés usan su propio excremento para marcar su territorio o para mostrar su malestar.
Así que, si quieres enseñar lenguaje de señas a un primate, lo primero que haces es entrenarlo a ir al baño.
Tal como a los niños humanos y a una misma edad, lo que significa que desarrollan un tabú alrededor del excremento y el baño.
En el Proyecto Washoe la señal para “sucio” era llevar los nudillos hacia la parte baja de la barbilla.
Y lo que sucedió es que los chimpancés empezaron a usar la seña para “sucio” en la misma exacta forma en que nosotros usamos nuestras palabras de grosería relacionadas al excremento.
Espontaneamente, sin que los científicos se los enseñaran, ellos empezaron a usar la seña para sucio tal como nosotros usamos «cac@» y «mi#rda».
No solo eso, sino que al internalizar el tabú respecto al excremento, con la señal para “sucio” como algo vergonzoso, ellos empezaron a usar esta seña como advertencia y también para expresar su ira; tal como una grosería.
Cuando Washoe y los otros chimpancés estaban verdaderamente molestos, ellos chocaban sus nudillos contra la parte baja de su barbilla fuertemente, de forma que hasta se pudiera escuchar el sonido de sus dientes chocando.
Washoe y los otros chimpancés hacían señas como “¡Sucio Roger! o ¡Sucio mono!” cuando estaban molestos.
Los humanos no les habían enseñado esto, pero ellos ya habían internalizado el tabú y tenían una seña asociada a ese tabú.
Así que de repente el lenguaje se volvió increíblemente poderoso y era “lanzado” tal como el excremento real es lanzado por los chimpancés salvajes.
Lo asombroso de los insultos o groserías excretorias o copulatorias es que son universales, son comunes a toda la raza humana, pues los encuentras en cada idioma.
Y de acuerdo a lo que comprobó este estudio, no solo eso; también son sensibles para todas las especies, mientras exista comunicación a través de una lengua.
Esto además demuestra la inteligencia y sensibilidad de los primates, quienes son capaces de comunicarse y de generar usos y reglas de lenguaje, tal como los humanos lo hacemos.
¡Zoorprendente!
Si esto te ha impresionado tanto como a mí no dudes en compartirlo.