Cuando se trata de refugios animales, muchas veces una mascota puede pasar mucho tiempo antes de que sea adoptada, son muchos días encerrados en un pequeño espacio que muchas veces no les permite ser del todo felices, aunque los miembros del refugio hagan su mejor esfuerzo.
Además, pasar mucho tiempo en un refugio donde se practique la eutanasia no es esperanzador para ellos. Afortunadamente esta gatita llegó al refugio Nevada SPCA, en Las Vegas, donde no practican la eutanasia a las mascotas que tienen tiempo allí.
Pero, por algún motivo, esta gatita parecía estar determinada a encontrar un hogar y no esperaría días y días hasta que eso pasara; ella tomaría la iniciativa y haría que la oportunidad llegara para ella.
Cuando Nikki, su cuidadora en el refugio, la fue a ver por primera vez junto al resto de los gatitos recién llegados, ella se hizo notar. Salió corriendo en dirección a Nikki y escaló hasta llegar a sus brazos donde tiernamente se acurrucaría.
Sin duda alguna Nikki la había notado, lucía tan feliz esa pequeña bola de pelos entre sus brazos que era imposible no enamorarse de ella.
«Cheyenne fue llevada al refugio y la llamamos así porque parecía que tenía pintura de nativo americano en su rostro», cuenta Nikki. Cariñosamente le decían «Chey».
Nikki la llevó a casa para cuidarla mientras encontraba una familia definitiva, eso no tardó mucho debido a la personalidad de la gatita.
Fue adoptada al poco tiempo por Amy, que había ido al refugio por un gatito y se enamoró de ella.
Anteriormente, Amy había adoptado otra gatita, Pearl, en el mismo refugio, pero cuando fue creciendo ya no parecía estar tan divertido de sólo jugar con su ama, fue por eso que Amy decidió que era momento de que tuviera un nuevo hermanito.
Así que Chey, estaba lista para convertirse en su pequeña nueva hermanita. Ahora en la casa siempre hay ronroneos por partida doble. «Después de un par de días ya jugaban un montón y después de unas semanas estaban acurrucándose juntas y dándose baños la una a la otra», dijo Amy.
Pearl le muestra la casa a Chey, la nueva integrante, y uno de sus pasatiempos favoritos es lo que podemos llamar el “televisor para gatos”, se la pasan viendo algo juntas siempre, ya sea algunas ardillas o unos pájaros desde la ventana.
Chey siempre intenta tener la atención de Pearl, incluso cuando va a comer y lo que suele pasar es algo como esto…
Sin embargo, Pearl siempre la tolera y suele recordarle quien es la hermana mayor entre las dos.
Otra cosa que suele hacer Pearl es limpiar y acicalar a Chey, aunque ella no quiere siempre la limpiará hasta que ya no quede ni un solo espacio sucio, incluyendo las suaves almohadillas de sus patas.
Ambas son muy felices en su hogar, siempre están juntas, comiendo o jugando. Y Pearl le enseña a Chey como ser un buen gato y la acaricia por las noches antes de dormir. «¡Es un sueño hecho realidad, me hace muy feliz lo cercanas que se han vuelto!», dice Amy.
Ellas dos nunca dejan de sorprender a su dueña de lo cercanas que se han vuelto, se quieren mucho. Y Chey ya ha crecido tanto que es tan grande como su hermana mayor, pero su vínculo sigue igual o más fuerte.
Generalmente los gatos no suelen llevarse bien cuando llega uno nuevo a casa, pero eso no parecer haber ocurrido entre ella dos. ¿Alguna vez habías visto algo similar? Puedes seguir su historia en Instagram.
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