Pese a las numerosas campañas en pro de la vida animal, aún hay muchos animales que sufren por la crueldad o estilo de vida humana y la cerdita de esta historia es una de ellos. Se trata de una porcina que decidió escapar de la granja industrial en la que vivía con el admirable propósito de darle una vida diferente a sus hijos.
Esta cerdita lleva bien alto el espíritu materno.
El nombre de esta criatura es Matilda y después de tan heroico escape su historia se hizo viral, pues muchos aplaudieron que decidiera escapar estando embarazada.
Esta criatura sintió en su interior el impulso materno y escapó a sabiendas de cuál era el destino que le esperaba a sus pequeños. Es muy probable que incluso la cerdita ya hubiese pasado por ese dolor con embarazos anteriores, pero en esta ocasión el final sería muy diferente.
Matilda se dio a la fuga pero la atacaron sus dolores de parto.
Aunque un cerdo puede vivir entre 12 y 15 años, el tiempo de vida puede ser solo de meses para los animales de esta granja; algo que Matilda no estaba dispuesta a aguantar y huyó.
Por cosas de la vida, durante el escape la cerdita terminó dando a luz en un bosque cercano a la ciudad de Ollerton en Nottingham (Inglaterra).
Gracias a su ubicación sus rescatistas advirtieron el lugar de donde había escapado.
Una buena samaritana llamada Anna Astonque caminaba junto a su mascota por el bosque y descubrió a la cerdita junto a sus crías.
Matilda había tenido nueve puerquitos y estaba agotada. Era evidente que necesitaba ayuda pero a Anna le daba temor de que la cerda salvaje se sintiera en peligro ante cualquier acercamiento y la atacara.
Por ese motivo no solo tomó algunas fotografías de la escena, sino que llamó al especialista en estos asuntos.
Se trataba de Jon Beresford y Beth Hewis, cofundadores de Brinsley Animal Rescue, una organización de rescate y apoyo de la vida silvestre.
Al enterarse de la situación el hombre no dudó en ir a rescatar a la familia de la cerdita pero dada la lejanía del lugar no fue hasta el día siguiente que la ayuda llegó para Matilda y sus bebés.
La mamita estaba cansada pero seguía pendiente de los pequeños.
Según relató Jon, la cerdita se encontraba en una condición delicada pero sus bebés lucían sanos. Parece que la madre había hecho un buen trabajo.
“Visitamos al día siguiente para comprobarlo y descubrimos que se había escapado de una granja de cerdos adyacente y tenía a sus bebés en el bosque. Sus bebés se veían bien, [pero] ella era delgada y podía pastar, pero no buscar comida porque tenía un anillo en la nariz”, explicó el rescatista.
Aunque la puerquita necesitaba ayuda, era necesaria la autorización de los propietarios para sacarla de ese lugar o de lo contrario Jon y Anna se podían meter en un problema legal.
“Ella tenía el impulso materno para escapar y salvar a sus bebés; no podíamos dejarla regresar. Pero era imposible simplemente recogerlos. ¿Cómo podríamos salvarlos? En última instancia, necesitábamos el consentimiento de los propietarios”, explicó Jon.
Tras darse a conocer la historia medios de comunicación locales los propietarios aparecieron y se la llevaron consigo, por lo que los rescatistas temieron lo peor.
“Como la historia apareció en casi todos los periódicos nacionales del Reino Unido, la empresa se puso en contacto. Querían saber la ubicación de Matilda, en sus palabras, ‘para revisarla’. Nos sentimos traicionados cuando un fotógrafo de un periódico nacional fotografió la finca llevándolos de regreso a su recinto”, compartió Jon.
Preocupados por el destino de esta madre, el rescatista organizó una protesta para salvar a la cerdita y a sus bebés.
Para Jon era injusto que los esfuerzos por escapar fuesen en vano, por suerte él no fue el único que pensó de esa manera y dada la presión el propietario decidió entregar a Matilda y a sus bebés.
Estos pequeños tendrían un futuro distinto al matadero.
Ahora la puerquita valiente vive en una granja que pertenece al Brinsley Animal Rescue.
“Matilda es una muy buena mamá. Ella es muy amigable y está feliz de que nos quedemos con ella y sus bebés. Ella los alimenta y duerme, después la dejamos salir a dar vueltas y pastar, además de darse un buen baño de barro, y no pasa mucho tiempo antes de que regrese para alimentar a toda la cría”, reveló el responsable de la puerquita.
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Por ahora toda la familia está junta pero en un futuro deberán separarse. Matilda y cuatro de sus pequeños vivirán en Surge Sanctuary, ubicado en un sitio de 7 hectáreas en las zonas rurales de Midlands en Inglaterra; mientras que los otros cerditos serán reubicados en pareja a lugares adecuados para ellos.
Todo será mejor que el matadero, así que al final del día los esfuerzos de la cerdita dieron resultado. Afortunada ella por hacerle justicia a los de su especie pues ¡todos merecen vivir felices!