Cuando echamos un vistazo a la simpática Cassie, de pelos largos y desaliñados, nos sorprende mucho. De vista no parece ser un Pit Bull, porque su físico es muy particular. Pero apenas vemos su gran sonrisa, su cuerpo saltarín y su cola que se mueve de un lado a otro en cuestión de segundos, entendemos que pertenece a esa maravillosa raza.
Ella adora abrazar a los humanos, darles besos, jugar con sus cosas y tener palitos masticables. Esta chica única en su raza está en la Humane Society of Macomb, en Utica (Michigan), buscando un hogar donde vivir.
Cassie no ha sido siempre como ahora. Ha sufrido de desnutrición en un nivel tan grave que casi no podía levantarse. La llevaron al Detroit Animal Care and Control en febrero porque fue víctima de la crueldad humana, el caso sigue en investigación. Su hermano, Hellman, otro Pit Bull con aspecto más clásico, fue llevado con ella porque también estaba grave. A pesar de ello, ambos fueron muy valientes y se encaminaron hacia la recuperación.
Cassie y Hellman fueron transferidos a Macomb una vez que estuvieron más fuertes físicamente, y de inmediato se convirtieron en los favoritos de los voluntarios. Apenas Hellman fue puesto en adopción, lo tomó una familia que ya tenía un Husky de 8 años. El aspecto particular de Cassie hace que resalte en el refugio, pero aún lucha con un pasado muy duro.
Rachel Gentz es la entrenadora de perros y coordinadora del refugio, además de ser facilitadora en Teacher’s Pet, Dogs and Kids Learning Together, un programa que ayuda a niños con problemas a unirse a perros de refugio en un período de entrenamiento para que aprendan sobre la empatía y la paciencia. Mientras que los perros se convierten en seres más serenos y adoptables.
Cassie estará visitando el lugar dos veces a la semana para trabajar con su compañero humano. Va a aprender a confiar en las personas, y no tendrá que angustiarse más por no tener suficiente comida. Su joven entrenador le hará dejar de saltar de emoción sobre los humanos y le enseñará a transformar ese comportamiento en algo positivo.
Ya empezó el entrenamiento con una niña de 15 años. «Después de conocerse un momento y cometer algunos errores, Cassie le ha prestado mucha atención a su entrenadora«, dijo Rachel. «Estoy maravillada y curiosa con su aspecto peludo y desaliñado, cualquiera que viene a verla se intriga mucho».
Cada ser de este mundo tiene algo que lo hace único, en el caso de Cassie es evidente cuál es su característica especial. Su rostro está lleno de simpatía y seguramente le irá muy bien en su entrenamiento. Es maravilloso que existan organizaciones y personas dedicadas a los animales, que también entiendan el bien que se hacen un perro y un niño. El vínculo que crean es especial y aporta mucho a su crecimiento.
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