En la isla de Curacao, Carlo Gef rescató a una pequeña gatita de tan solo semanas de vida que se encontraba en una alcantarilla luchando por no morir ahogada mientras que los transeúntes hacían caso omiso a sus maullidos de auxilio; sin embargo, Carlo no fue capaz de ignorar el sufrimiento de esta gatita, detuvo su auto y se lanzó al rescate de la pequeña minina para después llevarla inmediatamente a las instalaciones de Gatos de Curacao para que fuera atendida.
“Gizzy estaba luchando desesperadamente para salir. No era más grande que un rollo de papel higiénico”, nos dice Mariette Hassen, vocera de Gatos de Curacao. De no haber sido por el buen corazón de Carlo, quien sabe lo que le hubiese ocurrido a la pequeña gatita, que no solo estaba en peligro de ahogarse sino que se encontraba en un estado muy avanzado de desnutrición a sus escasas semanas de vida.
Al recibir a Gizzy, Mariette notó que, sumándose a todos los problemas de la gatita, también parecía tener algún tipo de problema en uno de sus ojos, pero nada de esto impidió que la acogieran y comenzaran a trabajar de inmediato en su pronta recuperación.
Además, esta gatita corrió con mucha suerte ya que hacía poco el refugio había recibido a una mamá gata y a su cría en estado de lactancia, las cuales recibieron inmediatamente a Gizzy como parte de su pequeña familia.
De acuerdo con el testimonio de Mariette, los animales abandonados son algo tremendamente común en la isla, dada la falta de educación de los locales sobre cómo cuidar adecuadamente a una mascota; esto, sumado al hecho de que muchas personas aún consideran a los animales como algo solo relacionado con trabajo de campo o ganadería, termina haciendo que el concepto de “mascotas” no sea algo muy popular.
Gizzy, sin duda, ha sido una de las afortunadas a quien se le ha concedido una segunda oportunidad para una vida feliz; sin embargo, los esfuerzos de Gatos de Curacao y Mariette no disminuyen ya que, por medio de propaganda, cursos y charlas para los locales, se busca que la gente tome conciencia de la vida animal en la isla y se tomen más en cuenta a los miles de animales que se ven forzados a vivir en las calles por falta de un hogar que esté dispuesto a acogerlos.
Les alegrará mucho saber que dichos esfuerzos han estado rindiendo frutos, ya que en palabras de la propia Mariette “muchos locales están empezando a tratar mejor a sus perros y gatos, pero va a tomar generaciones para lograr el cambio que estamos buscando”.
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