Para la mayoría de la sociedad la vida silvestre es un misterio que es revelado gracias a las cámaras ocultas puestas para estudiar el comportamiento de los animales en su hábitat natural.
Son muchas las historias que nos muestran la espontaneidad que reina entre estos animales que viven en libertad disfrutando de cada día.
En lo alto del cañón del río Poudre de Colorado los animales salvajes acuden en manada a un lugar muy especial para ellos. Se trata de una piscina natural poco profunda.
Este lugar es conocido como revolcadero y les proporciona a estos animales el lugar perfecto para refrescarse y darse un baño de barro… ¡Realmente los animales lo disfrutan muchísimo!
David Neils es un conservacionista e investigador de la vida silvestre que colocó una cámara remota en la base de un árbol de álamo cerca de esta piscina en el 2009, con el objetivo de capturar imágenes de los animales salvajes disfrutando al visitar el spa natural.
Cuando David revisó las imágenes se sintió muy complacido.
«Estaba buscando el hábitat adecuado con fuentes de agua y el flujo de aire favorito de los animales con pezuñas como ciervos, alces, alces y caribúes», dijo David.
Este investigador logró más de 6.000 imágenes y videos de la vida silvestre en el revolcadero durante dos años.
Pero uno de los momentos más emocionantes fue cuando capturó a un grupo de alces de un año luchando por dominar el lugar.
“Actúan como si tuvieran cuernos en la cabeza, y como si estuvieran entrenando, pero es una reacción totalmente intuitiva, casi involuntaria porque todavía no tienen cuernos”, explicó David.
Cuando dos de los alces jóvenes se alejaron, uno de ellos se quedó atrás, y dejó muy claro que estaba muy feliz de tener el agua para él solo.
Las imágenes muestran el alce brincando, pateando y chapoteando, realmente estaba aprovechando al máximo el raro momento en el que estaba solo.
«Este bello animal estaba feliz de haber tenido la oportunidad de revolcarse en el barro durante ese pequeño tiempo. Así que básicamente lo reclamó para él ese momento en que los otros estaban lejos”, agregó David.
No te pierdas el divertido y dulce momento del baño:
David necesitó 250 horas de filmación y una subida empinada por el cañón para capturar el video del alce feliz, pero realmente todo el esfuerzo valió la pena.
«Recuerdo estar sentado en el suelo y revisar las imágenes y no podía creerlo. Me sorprendió que ninguno de los alces arrojara barro a la cámara», agregó David.
Es maravilloso poder ser testigo de este encantador encuentro con la naturaleza gracias al ejemplar trabajo que hizo David.
¡Comparte este genial y tierno video para que otras personas también lo puedan disfrutar!