La vida debería de ser el mayor tesoro para cualquier criatura pero en ocasiones esa palabra puede ser sinónimo del más cruel sufrimiento. En eso precisamente se había convertido la existencia de Maximus, un peludito en manos de un dueño negligente y cruel que lejos de protegerlo le hacía sus días un infierno.
El maltrato va más allá de la agresión física.
Muchas personas creen que la violencia contra la mascota se ejerce solamente a través de actos físicos pero se les olvida que la negligencia es sin duda uno de los peores golpes que un peludo puede recibir.
Esa era la realidad que atravesaba este mestizo, confinado en un espacio súper estrecho y además atado por una cadena, su libertad era nula.
El pobre suplicaba sin ser escuchado.
La porción de casa que habitaba esta criatura se encontraba en la total inmundicia, su comida estaba vieja y llena de moscas y gusanos, debido a las heces del can que estaban alrededor.
Con un espacio tan reducido y atado, Maximus no tenía posibilidad de defecar en otra parte que no fuese allí donde pasaba gran parte del día. Además, la visita de su dueño era esporádica.
Esa no era vida para nadie.
El dueño parecía haber tenido una pizca de humanidad en algún momento, pues en el lugar había una vieja casita de perros. Sin embargo, la misma se encontraba igualmente sucia y deteriorada.
Daba la impresión de que el peludo no recibía visita desde hacía tiempo y de no ser por la denuncia de los vecinos nadie sabría que fuese ahora de este can
El pobre incluso se mostró agresivo durante el rescate.
Animal Rescue recibió la alerta sobre este caso y fueron a investigar pero desconocían totalmente la magnitud del problema.
Maximus estaba prisionero en su propio “hogar” y con altos niveles de estrés, apenas vio que la ayuda había llegado parecía querer lanzarse desde los barrotes.
El pobre suplicaba a los rescatistas que le salvaran la vida pero eso no sería posible.
Los voluntarios de Animal Rescue no pudieron hacer nada durante esa primera visita pues no contaban con las herramientas necesarias para realizar ese tipo de rescate, pero tampoco se olvidarían de él.
Al poco tiempo de ese primer encuentro los rescatistas regresaron por Maximus y no se irían del lugar sin él.
Los voluntarios lograron cortar las cadenas del perrito y estaban listos para llevarlo con ellos pero el maltrato que había sufrido Maximus lo alteró.
Cuando el can vio la correa pensó que lo lastimarían de nuevo y se resistió arduamente para que no lo ataran de nuevo, sin embargo, terminó por ceder y entender que sólo querían ayudarlo.
«Ya eres libre amiguito».
Este chico dio un poco de batalla pero a través de una grabación que Animal Rescue compartió sobre el rescate, se observa cómo Maximus finalmente es transportado a un refugio dentro de una jaulita. Nadie quería lastimarlo pero era necesario controlar toda su energía y estrés.
Ahora el perrito se encuentra a salvo y comprende que todo lo que había vivido era parte de su pasado, nadie más podrá agredirlo.
Maximus se recupera de sus lesiones emocionales y está en un refugio compartiendo con otros peluditos hasta que encuentre una familia amorosa. Sus cuidadores lo han descrito como un “chico juguetón por naturaleza”.
Ninguna criatura merece ser tratada como fue tratado Maximus. Comparte esta historia e incentiva a tus amigos a denunciar todo atropello. ¡Seamos la voz de los que no la tienen!