Al igual que los humanos, hay perros más glotones que otros, pero ni ellos están exentos de pagar por sus delitos ante la justicia. Y es que esta banda de ladrones perruna, al mejor estilo del “escuadrón mete la pata” llevaba años librándose impunemente de sus robos de comida, gracias a la mirada tierna de su cabecilla y líder.
Pero, como no hay crimen perfecto y siempre hay cabos sueltos por allí, una salchicha con una sospechosa mordida canina fue la prueba que terminó de desarticular a esta banda de tragones compuesta por tres labradores blancos y uno de color castaño oscuro, quien se presume es el líder.
La banda ya no pudo optar por la presunción de inocencia y debieron dar la cara por su delito, siendo expuestos como ladrones en un video que hizo las delicias de todos en las redes sociales.
Durante el interrogatorio y sin derecho a un abogado canino que les defendiera de las graves imputaciones en su contra, pero, además, con todas las evidencias expuestas frente a ellos, tuvieron que confesar.
Uno a uno fue interrogado y todos señalaron al mismísimo culpable
Primero a la pandilla no le quedó más remedio que echar mano de su vieja arma: la cara de arrepentimiento No. 43, pero esta vez, esto no fue suficiente para salvarlos de las acusaciones de su humano.
Como segunda opción, los perritos blancos se decidieron a delatar a su hermano más oscuro, ¿discriminación y supremacía blanca?, posiblemente, pero, más aún, el más pequeño de sus integrantes debió ser traicionado en beneficio de esta banda delictiva de cuadrúpedos. Definitivamente, nunca dejamos de sorprendernos con nuestros simpáticos amigos peludos.
“A ver, ¿quién de ustedes fue esta vez, eh?”, les preguntaba una y otra vez su humano blandiendo en su mano el cuerpo del delito.
Pillarlo in fraganti es la única manera de corregir la conducta de un perro y para ello hay que estar muy atento. Si no lo ves haciendo desastres, corregirle no servirá de nada porque no lo entenderá. La corrección debe ser firme y con autoridad. Un NO fuerte acompañado de un golpe en una puerta o algo que haga ruido será suficiente, eso sí jamás golpees o le hagas daño a tu mascota.
“Son como niños, manipuladores y muy graciosos, por eso los amo y hacen lo que quieren conmigo”, aseguró el humano de este cuarteto, azotes de las salchichas y de cualquier otro alimento que se cruce en su camino.
Esta historia puede ser considerada de dos maneras: como una reivindicación justa para algunos, considerando que por siglos nos hemos dedicado a domesticar a estos animales para tratarlos casi como esclavos, y como una traición para otros, considerando que el perro dice ser el mejor amigo del hombre, y a los amigos, no se les roba.
Comparte esta simpática historia de intriga y suspenso con tus familiares y amigos y si no puedes estar atento, extrema precauciones. Ya sabes que los perros glotones suelen aprovechar nuestros despistes para robar sin ser descubiertos.