Esta cabra se ha ganado el título de “El destructor”; él es Ansel y es una cabrita muy traviesa a la que le gusta poner a su madre con los pelos de punta, pues siempre encuentra formas nuevas de destruir todo lo que encuentra a su paso.
Las cabras tienen una reputación bien conocida de ser traviesas y un poco locas, pero Ansel lleva sus travesuras a otro nivel. No hay nada que se salve de él, desde marcos de ventanas, rejas, jaulas ¡Todo lo que encuentra a su paso lo destruye!
Ansel ama salir a jugar.
Lo peor de todo es que ni siquiera su dueña lo puede contener dentro de un corral, pues siempre encuentra las forma de abrir las cerraduras con sus cuernos, todo lo hace para saciar su apetito voraz, no hay bocadillo que esté a salvo junto a Ansel.
Su dueña incluso le creó cerraduras especiales para que no se escapara de su corral, pero cualquier esfuerzo de contenerlo es inútil. Ansel llegará a cualquier lugar que se proponga sin importar qué, aunque algunas veces el problema no sea entrar sino salir, pues la traviesa cabra ha quedado encerrada en las jaulas de las gallinas y en tejados más de una vez.
Aunque parezca un trabajo pesado y fastidioso para su dueña, en el fondo, ella se siente muy orgullosa y feliz de Ansel, pues no todo el tiempo él ha sido la cabra vivaracha que es hoy en día, ambos han tenido que pasar por duras pruebas para alcanzar la felicidad de la que hoy gozan.
A menudo Ansel sabe cómo sacar de quicio a su dueña.
Su dueña conoció a Ansel cuando apenas era un bebé enfermo y debilucho al ser contactada por un caso de dos cabras bebé que habían sido utilizadas por un culto. Las pobres cabritas habían sido terriblemente maltratadas y estaban en condiciones deplorables, allí fue cuando ella se convirtió en la madre adoptiva de las dos cabritas.
Estas dos cabritas, Ansel y Petal, apenas tenían unos días de haber nacido cuando pasaron a manos de su dueña; tanto ella como Petal fueron las encargadas de darle a él la confianza y el amor para que volviera a ser una cabrita feliz y juguetona después de haber sido traumatizado en sus primeros días de vida.
¿Quién habría pensado que esa cabrita se convertiría en el destructor que todos conocen ahora?
Durante sus primeras semanas, Ansel no comía ni jugaba, incluso los veterinarios creían que no lograría sobrevivir. Pero estaban muy equivocados, pues este pequeño terremoto viviría para inspirar a su dueña a salvar más cabritas bebés, que como ella, habían sido maltratadas o no tenían un hogar para vivir.
Ahora ella es dueña del santuario de cabras Goats of Anarchy en el estado de Nueva Jersey, y por supuesto Ansel y Petal son las mandamases de todas las cabritas que han llegado, comiendo primero y comenzando con las fiestas de juegos.
No hay forma de mantener encerrada a esta traviesa cabra
Todo lo que vivieron juntas estas dos cabritas las ha unido y tras todos estos años siguen siendo las mejores amigas, su dueña no puede estar más feliz por haber ayudado a estas dos a convertirse en las hermosas y saludables cabras que son ahora.
¡Te invitamos a compartir esta historia con otras personas para que vean lo divertidas y tiernas que pueden ser las cabras criadas en un entorno adecuado!