Joan Bowell y su esposo son amantes de los gatos y a lo largo de sus vidas, se han dedicado a rescatar a muchos de estos animales. Ahora, ambos son los fundadores de God’s Little People Cat Sanctuary, un refugio en Grecia que ya tiene a 55 mininos.
En este país mediterráneo, donde los gatos abundan en las calles, el trabajo que tiene Joan y su esposo es enorme, así que decidieron tomarse unas vacaciones y para ello necesitaban a un buen cuidador que acompañara a sus 55 mininos.
Joan y su esposo han salvado la vida de gatos por años
Aunque parezca una broma, Joan y su esposo andaban en busca de un buen empleado. Requerían de alguien amoroso, que sepa muy bien cómo cuidar a 55 gatos y, muy importante: que sepa cómo susurrarles.
Jeffyne Telson fue la indicada, después de que Joan y su esposo recibieron más de 35.000 solicitudes por el puesto de trabajo. La chica es de California y tiene mucha experiencia trabajando con gatos, pues tiene una fundación de rescate llamada RESQCATS.
Joan quiere mejorar la enorme población de gatos de la isla en la que vive
Resulta que Jeffyne casi estuvo a punto de rechazar la idea de aplicar para el trabajo con Joan, pero un buen amigo suyo la convenció de que lo hiciera y por fortuna para ella, resultó ser la afortunada.
Cuando Joan y Jeffyne se entrevistaron por el trabajo, la chica solo puso una condición: que todo el dinero del sueldo ofrecido fuese donado a los gatos, una condición con la cual la dueña del santuario estuvo encantada.
Jeffyne y Joan ahora son grandes amigas
Para Jeffyne la experiencia de hacerse cargo de todos estos gatos fue realmente increíble. Nunca había tenido la oportunidad de cuidar de estas mascotas al aire libre, y la buena ubicación del santuario, que está en una reserva natural, permite que estos mininos tomen el sol sin peligro o persigan mariposas.
Sin embargo, llegar a este punto del camino no fue sencillo ni para Joan ni para Jeffyne. Joan decidió abrir su santuario en una isla donde habitan 13.000 gatos y hay demasiado trabajo por hacer para salvar a estos animales.
Debió tomar muchas decisiones sobre las vidas que debía salvar, a cuáles de ellos reubicar en hogares donde pudieran vivir tranquilos y a cuántos de ellos llevar a su santuario. Por años esta mujer ha estado enfocada en la esterilización y el control de esta comunidad de gatos, lo mejor que se pueda.
La labor de Joan desde luego que tocó el corazón de Jeffyne, quien al volver a casa, tuvo que plantearse su labor en California de un modo diferente. Desde luego, cambiar la vida de un gato no hará una diferencia enorme en el funcionamiento del mundo, pero hará que el mundo de esa mascota, sea sencillamente un lugar mejor. Y eso, es suficiente.
Los gatos de este santuario viven sanos, libres y felices
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