Para muchos alimentar a las aves en los estanques y parques es un amado recuerdo de su infancia.
Por eso aman llevar a sus hijos y nietos a continuar con esta pacífica actividad sin saber que es una tragedia para las aves que tanto aman.
Miles de aves mueren anualmente debido a una condición causada por el consumo de pan blanco: “el ala de ángel”
Esta es una deformación que surge en patos, gansos, cisnes y demás aves acuáticas.
Se debe a una dieta alta en proteínas y carbohidratos, poco saludables para las aves.
El desorden causa que la última articulación de una o las dos alas se gire hacia afuera de forma contraria a su posición natural, contra el cuerpo del ave.
Las aves que padecen esta deformidad no pueden volar.
Por esta razón, tienden a ser víctimas de los depredadores o quedan heridas por estos, además cuando las condiciones climáticas amenazan su vida, no pueden escapar.
Estas aves perecen de forma cruel, heridas, hambrientas o congeladas.
Las aves que sufren de esta enfermedad con más frecuencia son aquellas que residen en los parques y áreas públicas con alta afluencia de personas.
Así fue que los investigadores descubrieron la relación entre la dieta poco saludable proveída por los humanos y la frecuencia de esta aflicción.
Tal vez te sientas tentado a pensar que un poco de pan no le hará daño a nadie, pero como las aves crecen más rápido de los humanos, cada día de alimentación tiene un impacto directo en el desarrollo de los huesos.
Si se descubre en su juventud, las aves pueden ser tratadas fracturando la articulación y reposicionando el ala en su forma correcta.
Este proceso debe ser complementado con una dieta correcta que pueda contrarrestar los efectos de la mala nutrición anterior.
Esto es por supuesto muy doloroso para el ave.
Para los rehabilitadores de estas aves es muy frustrante ver cómo casi 2.000 años pierden la oportunidad de vivir una vida plena.
Esto debido a la ignorancia de cientos de personas que no conocen el daño que están causando.
Cuando las aves llegan a la adultez, la condición es una sentencia de muerte.
Las arrollan los automóviles, las matan los predadores o mueren por las inclemencia del clima o por deficiencias nutricionales.
Estas aves no pueden sobrevivir por sí solas en libertad y deben ser colocadas en santuarios por el resto de su vida.
Para empeorar más las cosas, no existen suficientes lugares donde colocarlos.
Así que ya sabes, si quieres ayudar, si amas a las aves y la paz que brinda observarlas; por favor sigue este consejo:
“No alimentes a las aves silvestres con comida de humanos.”
Nada de pan blanco, galletas, palomitas de maíz. Una regla simple que salva vidas.
Si aún quieres alimentar a las aves, busca apoyo en tu comunidad local, muchos sitios venden alimentación adecuada o te pueden guíar en qué tipo de vegetales son los más adecuados.
Alimenta a las aves con la comida correcta, protege la tradición y enseña a los niños a tomar decisiones que fortalezcan y no que limiten o dañen el organismo.
Comparte esta importante información y celebremos nuestro vínculo con la naturaleza.