Las escenas de pequeños cachorritos dejados atrás por sus madres siempre nos resultan muy estremecedoras y tristes de ver. Sin embargo, aunque en general son excelentes madres que cuidan y alimentan con amor a sus crías, las gatas ven la realidad muy distinta a la nuestra y su instinto de supervivencia es su ley natural prioritaria.
Presa de esta “manera de pensar” tan particular de los felinos, fue encontrada una preciosa minina del tamaño de la palma de la mano, dejada a su suerte por su mamá, aterrada y sola en medio de unos arbustos, y maullando desesperadamente pidiendo ayuda.
Afortunadamente, sus gritos fueron escuchados una noche por una mujer de gran corazón, quien de inmediato se acercó y, tras buscar la halló en la maleza. La amable señora decidió esperar a ver si la madre se encontraba cerca, pero al no aparecer la levantó, la llevó adentro y se acercó a su comunidad en busca de ayuda.
Era tan pequeña como un hisopo
Aparentemente, la pequeña infortunada, con tan solo un día de nacida ya había sido dejada por su cuenta y riesgo a merced de la diosa Fortuna. El hecho fue registrado en la hermosa ciudad canadiense de Montreal, donde funciona el Chatons Orphelin Montréal, lugar donde la noble rescatadora, llamada Fréderique llevó a la diminuta bigotona en apuros.
Ninguno mejor, ya que el refugio cuenta con varias gatas lactantes esenciales para acoger a gatitos recién nacidos y destetados. En cuenta de que allí tendría la mejor oportunidad de prosperar, Fréderique decidió dejarla allí.
Después de un viaje de una hora y media desde donde fue encontrada hasta el centro de rescate, la pequeña gatita inmediatamente corrió hacia su biberón particular que cada dos horas la alimentaba. Fue bautizada cariñosamente como Carla.
“Nombramos a la gatita Carla. Se quedó atrás poco después de su nacimiento. Nuestro criador de biberón la llevó a casa y comenzó a alimentarla cada dos horas durante todo el día. La gatita estaba tan hambrienta que fue directamente a por el biberón al llegar, compartió Fréderique.
Increíblemente, a pesar de que los gatos a esa edad no poseen completamente desarrollada la visión, esta hambrienta maulladora del tamaño de un hisopo se valió del olfato para llegar sin problemas a la fuente de rica y nutritiva leche, así como también reconoció a su cuidadora a través del tacto y por el olor.
“A pesar de no tener visión a esta edad, pudo usar su sentido del olfato para encontrar su biberón. Reconoció a su cuidadora por su tacto y su olor”, añadió.
En la segunda semana de su vida, sus ojos comenzaron a abrirse y pudo ver el mundo por primera vez. Tan pronto como sus patas fueron lo suficientemente fuertes y comenzó a ganar peso, fue dejada sola con su madre adoptiva para que ambas comenzaran a interrelacionarse.
Finalmente, una familia la vio e inmediatamente la acogió en un nuevo hogar. Carla está empezando a desarrollar su audición a medida que va creciendo, como crece su linda y redonda pancita que presume feliz frente al teléfono móvil.
Ha crecido para ser una gatita feliz y fornida. A decir de su nueva familia es bastante conversadora, maúlla exigiendo atención, o simplemente para pedir algo de comer. Sin duda, una de las afortunadas entre tantos otros animales que, por desgracia aún vemos por las calles del mundo, solos, desamparados, olvidados, tratando de sobrevivir.
Este rescate que afortunadamente tuvo un final feliz, ha tocado el corazón de los amantes de los animales que creemos que todos merecen la oportunidad de ser amados y protegidos. Compártelo.