Al fin, hoy todas son buenas noticias para nuestro mundo animal. ¿Recuerdas la tierna de historia de Alejandro, aquel otoñal abuelito vendedor de chicles en el Zócalo de la Ciudad de México y su amado perrito Sol, quien presuntamente fue robado por una mujer? Pues bien, no fue robado y finalmente apareció.
Así lo aclaró la propia protagonista del hecho de la desaparición del canino, identificada como Rubí García. Resulta que la mujer pasó por el lugar de la venta de Alejandro, y al ver al perrito solo pensó que estaba desamparado y se lo llevó para ayudarlo y cuidarlo, sin mala intención.
Por su parte, Alejandro, quien desesperadamente había denunciado que Sol, su fiel amigo peludo, había desaparecido, vivió momentos de absoluta emoción al enterarse de que, lo que en principio se manejó como un robo, derivó en que esta transeúnte se lo llevara con ella.
García recalcó que nunca trató de hurtar al animal. En ese momento, Alejandro se encontraba ausente, y ella solo sospechó que Sol había sido dejado deliberadamente, tal y como infortunadamente sucede tan a menudo. Por eso decidió resguardarlo.
“El miércoles estaba una señora dándole una tortilla, pasé y le pregunté si era de ella el perrito, a lo que la señora me dice que no y que no se lo podía llevar porque ella ya tenía varios perritos. La verdad, yo sentí que era feo dejar al animalito ahí”, dijo García.
No fue sino hasta que Rubí regresó al lugar, dudosa aún si en verdad Sol (a quien había rebautizado con el nombre de Kori) tenía algún doliente, que se percató de la presencia de Alejandro.
Otras personas que se encontraban en el lugar, como la mujer con la que lo encontró inicialmente, le confirmaron que era su compañero de vida. Antes, Rubí García había compartido algunas fotos del perrito en sus redes sociales.
“De hecho, publiqué al perrito en mis cuentas. El viernes (19 de febrero) volví a pasar por ahí y me encontré a la señora, me dijo que el perrito es de don Alejandro, quien se encuentra en situación de calle y vende chicles para subsistir”, contó Rubí.
Después de dejar a Sol ese día, Alejandro regresó al lugar 20 minutos después; sin embargo, como ya sabemos, no lo encontró y quedó sumido en una profunda tristeza. Lo primero que pensó fue que se trató de un robo, por lo cual comenzó a buscarlo y a pedir ayuda a gritos.
Quiso la Providencia que esta mujer de buen corazón, y no otra persona, se encargara desinteresadamente del peludito. Dice que no tuvo problema alguno en devolvérselo a don Alejandro, e incluso está dispuesta ayudarlo con su manutención y cuidados veterinarios.
Todos los seres vivos tenemos derecho a la vida, y esta mujer, tan solo obró según esta convicción. Ambos, tanto Rubí como Alejandro, se tratan de personas sensibles quienes, al ver la vulnerabilidad en los ojos de un animalito actúan en su favor, sin pensarlo.
Comparte esta bella historia con tus amigos más queridos. Este reencuentro feliz entre Sol y su amado papá humano nos alegra el alma y nos llena de esperanza en la Humanidad. Gracias Rubí, por devolverle la alegría a este par de mejores amigos.