Después de que la guerra de Siria cayera sobre los inocentes animales del zoológico de Alepo, se comenzaron a transportar a los pocos animales sobrevivientes a Jordan, donde la princesa Alia, hermana de rey del país. Recibió a las criaturas que habían sido extraídas de jaulas y hábitats destrozados, con brazos abiertos a su nuevo hogar donde contaban con 40 hectáreas para retozar y vivir el resto de sus vidas en paz y tranquilidad.
Tristemente, 140 criaturas perdieron la vida a causa de los constantes bombardeos, balaceras o incluso por hambre o estrés, debido a que el zoológico se encontraba en la primera línea en la terrible guerra civil siria, dejando a los animales con suministros limitados y en terribles condiciones de vivienda.
Sin embargo, gracias a la ayuda de la organización Four Paws, junto con el gobierno turco, fue posible trasladar a los últimos 9 animales que quedaban vivos en el destruido zoológico.
Aseguran que esto no fue tarea fácil, ya que la organización se vio obligada a negociar con “hombres muy malos” para conseguir que las inocentes criaturas pudieran tener un futuro más brillante en el país vecino de Jordán.
Con la colaboración de una compañía de seguridad local fue posible moverse hacia Siria desde Turquía para así poder rescatar a los animales abandonados del zoológico Aalim al-Sahar en Alepo; tres leones, dos tigres, dos osos negros asiáticos, dos perros husky y dos hienas fueron rescatados del establecimiento, cuyo nombre se traduce en “mundo mágico”, con permiso de sus respectivos dueños, quienes habían escapado hacia los Estados Unidos hacía ya cinco años.
Después de que la guerra explotara en 2011 y que esta se intensificara con el pasar de los años, en Alepo los cuidadores del zoológico se vieron forzados a huir.
Amir Khalil, veterinario y jefe de la fundación Four Paws, fue quien lideró la peligrosa misión de rescate.
La constante guerra estaba pasándole factura a los animales. La falta de agua, comida y atención veterinaria dejó a los animales física y psicológicamente traumatizados. Muchos animales murieron por los bombardeos. No tenían forma de escapar de esa trampa mortal”.
Cuando lograron rescatar a la tigresa, Sayeeda, ésta se encontraba severamente desnutrida, mientras que su compañero, Sultán, sufrió de un paro cardíaco cuando le fue administrada la anestesia para realizarle una revisión de salud básica.
La buena noticia es que todos estos animales sobrevivieron tras tantos desastres y ahora podrán vivir en calma y tranquilidad.
Esperemos que con el tiempo sanen todas sus heridas y traumas psicológicos que deben tener después de haber vivido en medio de una guerra.
Agradecemos sinceramente la ayuda que estas personas le dieron a estos desamparados animales, personas que se arriesgaron para poder salvarlos. Si ellos pudieron hacer algo tan grande, nosotros también podemos hacer pequeñas cosas en nuestras comunidades.
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