Una pobre abuelita está tocando el corazón de millones en las redes con sus lágrimas de dolor. Nadie puede creer que sea víctima de tanta maldad, cuando sólo tiene amor por ofrecer, incluso por las criaturas más necesitadas, a pesar de su pobreza.
Ante la crisis aún latente del coronavirus, los ancianitos son los más vulnerables debido a que su sistema inmune no es tan fuerte como en la juventud. Desafortunadamente, no todos cuentan con alguien a su lado que cuide de ellos y muchas veces es su propia familia quien les da los peores tratos.
La abuelita suplicó entre lágrimas por ayuda urgente
Esta es la triste historia a la que se enfrentó una humilde mujer mayor de Chuquibambilla, Perú.
Su nombre es Paula Sotomayor y tiene 68 años de edad, de los cuales ha dedicado gran parte de su vida a ayudar a los muchos animalitos callejeros desamparados, alimentándolos con los pocos ingresos que obtenía saliendo a las calles todos los días y dándoles un techo en su casita casi deshecha.
Pero, a raíz de la orden de la cuarentena dictada en su país, el año pasado, Paula no pudo seguir saliendo a las calles en busca de ayuda.
La mujer se quedó sin ingresos para poder seguir alimentando a los más de 20 perritos que viven con ella, además de varios gatitos.
Su corazón estaba deshecho
Debido al poco alimento que tiene, muchas veces la amorosa ancianita prefiere quedarse sin comer para evitar que sus animalitos inocentes padezcan.
“Tengo 21 perritos y varios gatos, yo les doy su comidita porque lloran de hambre y a veces me quedo sin comer, pero qué puedo hacer, yo los traje aquí y ahora son mi responsabilidad, yo los quiero mucho”, afirmó la humilde mujer.
Fue hace más de 30 años que Paula dejó su lugar de origen para trasladarse a la ciudad de Cusco en busca de una mejor vida, acompañada por el amor de su vida y su entonces pequeño hijo llamado Rusbell. Pero las cosas no salieron como lo esperaba…
Poco tiempo después de haber llegado a Cusco, su esposo falleció y su hijo se convirtió en alcohólico al crecer. No tenía casa, ni nadie quien cuidara de ella, por lo que terminó aceptando vivir en una humilde vivienda.
Por eso cuida tanto de los animales de la calle, porque se ve a sí misma en ellos y no es capaz de dejarlos a su suerte.
Aunque nunca falta una mano amiga que ayude a la indefensa abuelita, muchas son las veces en que el inconsciente hijo llega a casa de Paula para arrebatarle las pocas cosas que las personas le regalan por caridad.
Incluso, se atreve a ejercer sobre ella los peores tratos, lastimando su cansado cuerpo sin fuerzas para poder defenderse. ¡Hace falta ser cobarde y desagradecido!
“Yo tenía unos víveres que me regaló una vecina y todo me lo ha robado mi hijo, entró y me amenazó con una piedra, yo tengo mucho miedo y me quiero ir de aquí, pero no tengo a dónde, pido refugio o asilo en algún lado, por favor”, suplica la devastada mujer.
Para poder ayudar a Paula y a sus fieles animalitos, se puede llamar directamente al número telefónico en Perú: 945 047 754, es necesario hablarle de forma pausada debido a que no puede escuchar muy bien.
Ayudemos a esta noble mujer a poder seguir ayudando a los animales desamparados y a tener la vida digna que se le ha negado injustamente.
Una inocente mujer que sólo merece respeto, amor y cuidado. Por favor, no la dejemos sola
Es una desgarradora historia que nos rompe el corazón. Dentro de su lamentable situación, lo que más le pesa son sus animalitos. Definitivamente, los hijos pueden ser muy crueles, pero todo en esta vida se paga.