Los animales forman vínculos de amistad tal como los humanos, y cuando esos vínculos se rompen, ellos pueden sufrir muchísimo por su pérdida.
Esta es la historia de la cabra Mr. G y la burra Jellybean, que ha cautivado al mundo entero. Es la historia de una amistad entre especies, que surgió de forma espontánea y que demostró que los vínculos del amor y la amistad son inquebrantables.
El destino y la causalidad llevaron a que una burra y una cabra se encontraran en una pequeña casa.
Lo que nadie sabía es que ellos crearían un vínculo tan profundo, una amistad tan hermosa que ya más nunca querrían estar separados.
Su dueña tenía muchos animales de todo tipo, todos domésticos y de granja.
Jellybean, la burra, había estado en esa casa por más de diez años. Mientras que Mr. G, la cabra tenía toda su vida, 5 años viviendo con la señora.
Ellos se encontraban en muy mal estado. Así como todos los otros animales de esa casa, estaban malnutridos, infestados de parásitos, pulgas y enfermos.
No está claro por qué esta persona permitió que estos pobres animales llegaran a este estado tal de abandono, pero la realidad es que había que hacer algo.
Dada la gran cantidad de animales, varios centros de rescate se unieron para salvarlos y ubicarlos.
Animal Place es un centro de rescate para animales de contacto que tiene experiencia con las cabras, por eso ofrecieron llevarse a Mr. G inmediatamente.
Jellybean, por su parte sería llevado a otro refugio especializado en equinos.
Ambos estarían mejor, a salvo de la tortura y los años de abuso a los que habían sido sometidos, o al menos eso pensaron los rescatistas que se abocaron a su caso.
Pero cuando Mr. G llegó a las instalaciones de Animal Place algo no estaba bien
Él casi no comía, ni siquiera se levantaba para ir a caminar. Seis días pasaron de esta agonía.
El equipo de veterinarios pensó que estaba enfermo, pero tras la revisión no había una razón aparente para su comportamiento.
Entonces uno de los rescatistas recordó cómo chillaba Jellybean cuando se llevaron a Mr. G y pensó que tal vez esto pudiera ser un indicio.
Él condujo por 17 horas hasta donde estaba la burra para buscarla y traerla al santuario de Animal Place donde ambos podrían reunirse.
Al llegar al santuario, tan solo al ver a Jellybean, Mr. G saltó de repente y se apresuró a su lado.
Fue como si su espíritu hubiera regresado de pronto a su cuerpo.
Ambos ahora están sanando juntos y han sido colocados en las instalaciones del santuario, ya no serán separados jamás.
Comparte esta cándida historia con las cabras y burros de tu vida, la amistad verdadera no conoce de razas, colores o fronteras.