Una cachorrita callejera que se convirtió en la protagonista de una de las historias más sensibles y conmovedoras de la pasada Navidad, no podía imaginar cómo cambiaría su destino.
Al parecer, la pobre perrita fue abandonada por su familia, y tras vagar por las calles encontró el refugio perfecto en la cuna del Belén instalado en una de las plazas de Inhuma, en Piauí, Brasil.
Ante la ausencia del Niño Jesús, la dulce perrita decidió tomar su lugar para descansar
Mientras la escena más llena de ternura, inocencia y paz tenía lugar en uno de los tantos Belenes del mundo, los astros se juntaron para que Nádia Rosângella pasara por allí en ese preciso momento.
Fue entonces cuando ella se acercó y el destino le regaló una de las estampas más hermosas de su vida: la perrita hallando consuelo y calor en el mejor lugar que pudo elegir.
«Cuando fuimos a ver la cuna, ella estaba durmiendo en el pesebre. Para mí, que soy cristiana, fue muy significativo. Me emocionó imaginar a Jesucristo presente en tantas cosas, en tantas criaturas, en tantos seres. Para mí, ese cachorro era Jesús haciéndose presente», expresó la emocionada mujer.
“Me sorprendió mucho… ¡Era una escena tan hermosa y pura!… Ella dormía maravillosamente; en ningún momento abrió ningún ojo ni se movió», añadió Nádia.
La mujer, incapaz de llevarse al cachorro a casa, porque ya tenía otros perros y gatos, decidió tomar algunas fotos y difundirlas en las redes sociales, con la esperanza de que sus amigos amantes de los animales le dieran un hogar.
Su publicación no tardó en hacerse viral, y es que no era para menos. ¿Quién no puede conmoverse con una imagen así? Así que al día siguiente, la suerte de la cachorrita cambió para siempre.
La cachorrita que conmovió al mundo entero con su astucia y dulzura, fue recogida de inmediato por unos amigos de Nádia, quienes la encontraron en las vías aledañas al pesebre. Luego, fue llevada con su nueva familia.
Además, se aseguraron de llevarla al veterinario para confirmar que todo estuviera bien, como debe ser. Y para cerrar con broche de oro, la bautizaron con el nombre perfecto acorde al momento y a las circunstancias en que fue rescatada.
La llamaron Jesús
Nádia confesó sentirse muy feliz y en paz, sabiendo que está a salvo. Y por si fuera poco, no todo quedó allí. Mientras buscaban a la perrita, los amigos de la mujer hallaron otra perrita deambulando por la calle, creen que es su hermana, y otro amigo la adoptó también a ella.
La hermana de Jesús también cumplió su sueño
Es realmente conmovedor pensar que sin buscarlo, Jesús protagonizó una de las escenas más palpables en la época más hermosa del año, regalándonos un mensaje de esperanza, ternura y compasión, que emociona a más de uno.
No te vayas sin compartir el hermoso final de esta historia que sigue cautivando a tantos en las redes.