Cuidar de los animales es un trabajo de tiempo completo que no puede detenerse, pese a la cuarentena decretada en casi todos los países del mundo por el brote del COVID-19. Sin embargo, para algunos rescatistas ha sido más que difícil continuar su labor.
Tristemente, esto fue lo que sucedió a una oficial de bienestar animal que trabaja para la RSPCA en Inglaterra, llamada Leanne Honess-Heather, quien acudió al rescate de un indefenso cisne en aprietos que se encontraba atrapado en una red de pesca, en el lago Rush Lyvars Fishing, en Hull.
La mujer trabajaba sola y arduamente intentando liberar al animalito, cuando aparecieron dos jóvenes de entre 16 a 17 años. Para no entorpecer la misión, Leanne les pidió retroceder amablemente, pero los chicos lo tomaron como una ofensa.
Lo peor estaba por venir: ambos jóvenes se llenaron de ira de la nada y comenzaron a vociferar los peores insultos en contra de la mujer que únicamente cumplía con su trabajo; le escupieron en el rostro y la llamaron “corona bitch” (un grave insulto en inglés).
Las ofensas de los jóvenes tomaron por sorpresa a la rescatista, quien no pudo defenderse y los fluídos de los jóvenes terminaron en su boca y ojos, algo especialmente peligroso considerando que el coronavirus se contagia al entrar en contacto con las zonas mucosas del cuerpo, es decir, boca, nariz y ojos.
“Parecían estar ofendidos cuando les pedí que retrocedieran. Me escupieron directamente en la cara, entrando en mi boca y ojos”, dijo Leanne.
Es indignante que personas que se mantienen trabajando pese a las situaciones críticas que enfrentamos y que únicamente buscan ayudar, sean tratadas de una forma tan irrespetuosa, no quedándoles más opción que seguir siendo valientes y no desistir en su noble causa.
“Al igual que muchos otros servicios de primera línea, la mayoría de mi equipo todavía está fuera durante esta crisis, haciendo nuestro mejor esfuerzo para continuar haciendo nuestro trabajo, atendiendo, recolectando y rescatando animales heridos”, mencionó la rescatista.
Pese a la agresión, la rescatista logró liberar al cisne para que fuera revisado minuciosamente por veterinarios y, una vez estando segura de su bienestar, fue llevado de vuelta a su hogar.
“Es realmente un desafío trabajar en estas condiciones difíciles y estamos haciendo todo lo posible para mantenernos seguros a nosotros mismos y al público, al tiempo que ayudamos a los animales que más nos necesitan, por lo que fue una experiencia realmente perturbadora”, señaló la mujer.
No hace falta decir que este tipo de actos sin sentido nunca serán bienvenidos. Confiamos en que estos imprudentes y mal educados jóvenes reciban el correctivo que merecen.
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