Existen artistas conceptuales, cuyo hacer significa, muchas veces, todo lo que el público ajeno al arte contemporáneo espera de ellos. En las historias que narran no hay clichés. Su producción artística mira hacia fuera para influenciarse, como todo artista que se precie, pero también hacia dentro.
El currículum vitae de Kledi Kadiu, bailarín de profesión y rostro conocido de la televisión italiana, nos muestra una inquietud poco frecuente. Asegura que, irremediablemente, estamos unidos a los animales, por lo tanto, se ha abocado a honrar a perros galgos rescatados de las calles, a través de la danza.
En una presentación histórica, celebrada en un refugio animal de Italia, Kladiu bailó con un grupo de simpáticos perritos, con la intención de concientizar al público acerca de las consecuencias físicas y psicológicas que conlleva el abuso animal.
“Los galgos son utilizados como como perros de caza y tratados de forma abusiva una vez que algunas personas sienten que ya no sirven”, afirmó Kadiu.
Demostró con creces su gran sensibilidad artística y humanismo, pero, además ser un ejemplo de empatía y de amor por los animales, digno de emular. Una vez más, es el arte expresando a voz en cuello el trato injusto que sufren muchos animales en Italia y España.
En fin, se trata del arte al servicio de la naturaleza, en especial, hacia los galgos españoles, una raza de perros que sufre grandes abusos, a través de la representación de la crueldad que los generan, y retratando así las inseguridades que definen a la humanidad.
El maravilloso Kladiu es oriundo de Albania, radicado en Italia desde hace varios años. Muy reconocido en el país en forma de bota, se sumó a una campaña organizada por Insieme per FBM Odv y Fundación Benjamín Mehnert, con el fin de proteger a estas criaturas dejadas a su suerte y heridas.
Según ha dicho el danzante, estos animales son usados como perros de caza de liebres en España, una práctica que, desafortunadamente, continúa siendo permitida por las autoridades. Lo más grave es que, cuando sus captores consideran que ya no les sirven, los desechan como si de objetos se tratase.
Por eso, decidió acercarse a estos ángeles de cuatro patas para conocerlos más, verlos a los ojos y entender su predicamento. Viajó a un refugio animal de galgos ubicado en Venecia para estar con ellos y hacer lo suyo: bailar.
“He danzado con estas almas mágicas. Escuché sus historias, acaricié el dolor de los galgos aún debajo de la piel y profundo en los ojos de ellos. Hoy les cuento esta realidad para pedirles que intenten reescribir su futuro conmigo”, expresó Kadiu, con aladas palabras.
Además, se hizo varias fotografías con los peludos, quienes intentaron seguir el compás del bailarín. Kladiu terminó por describirlos a todos como seres y almas mágicas, extraordinarias e insustituibles.
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