La desaparición de una mascota puede ser un verdadero calvario para muchos, pero la dueña de un gato ha demostrado que el amor y la esperanza es lo último que se pierde cuando de recuperar a un ser querido se trata.
Su nombre es Rachael Lawrence y por increíble que parezca logró reencontrarse con su felino tras reconocer sus maullidos
Este gato llamado Barnaby tiene un tono inconfundible para su humana.
Como sucede en muchos casos, cuando Rachel perdió a su compañero comenzó a buscarlo por todas partes y colgó diferentes anuncios en las calles y redes sociales.
Para ella y su núcleo, Barnaby era uno más de la casa y se resistían a hacer la vida sin el peludo.
Por desgracia por más intentos que dieran no daban con el paradero del gato.
La mujer estaba a punto de perder las esperanzas, pues nadie tenía información de su felino, pero algo difícil de creer pero real pasó.
Resultó que la otra mascota de la familia (una gata llamada Trovi de 11 meses), tuvo que ser operada de emergencia y fue llevada a un centro veterinario. Después de la cirugía, la mujer se mantuvo al corriente de la recuperación de Trovi.
En una de todas las llamadas que hizo a la administración de la clínica escuchó un maullido que le pareció familiar. En ese instante, Rachael preguntó si era Trovi quien hacía esos ruidos.
Por un instante pensó que su gata la quería saludar, pero no era así.
Al otro lado del teléfono la empleada le explicó que no era su mascota, sino otro gato de la clínica. Un felino había llegado semanas antes a la clínica y sus dueños decidieron adoptarlo, solo querían ayudar al ser indefenso sin imaginarse de quien se trataba.
Después de colgar, Rachael siguió pensando en lo familiar que se le hacía ese maullido. Era idéntico al de Trovi y si su gata aún no podía maullar, entonces solo cabía para ella una posibilidad: su amado Barnaby estaba también en el lugar.
Aunque la idea sonaba poco lógica, para la mujer sus palpitos pudieron más y, después de llamar nuevamente al lugar y preguntar por el color del gatito, decidió ir ella misma a investigar y salir de dudas.
Por suerte, su corazón no se equivocó. Rachael fue llevada a una habitación en la que tenían al gato sin hogar para que confirmara si era o no su mascota perdida. Emocionada, la mujer reconoció a Barnaby no solo por su maullido, sino por una mancha blanca en una de sus patas traseras.
Para ella esa era la pista clave.
El gato tenía más de ocho meses desaparecidos pero en cuanto su dueña se acercó las lágrimas comenzaron a correr. Rachael se emocionó mucho y el pequeño Barnaby también, la agonía había terminado.
“Lloré. Estoy hablando de llantos de burbujas de mocos. Yo estaba chillando. Hacía ocho meses que no lo veíamos”, dijo la dueña emocionada.
Desde el consultorio, la madre llamó al resto de la familia para darles la sorpresa. Nadie podía creer semejante casualidad.
“Solo dije: ‘Mira a quién he encontrado’. Dijeron: Oh, Dios mío, es Barney. ¡Es Fatman! Ahora él está de vuelta en casa donde debería estar.
Se está portando tan bien. Solo tenemos que engordarlo para que vuelva a ser Fatman”, explicó la mujer.
Cuando el felino volvió a casa tenía problemas en su piel, había perdido pelaje y sus costras invadían todo el cuerpo. No era ni la sombra del gato que los Lawrence habían cuidado por años, pero solo físicamente, pues apenas llegó a la vivienda reconoció cada espacio y se comportó como siempre lo había hecho.
Este era un gatito hogareño que por un descuido pasó a vivir una dura experiencia en las calles, pero lograron encontrarlo del modo más insólito.
Es tanta la unión que había entre Rachael y su gato que escucharlo a través de una bocina telefónica sirvió para presentir que ese era su pequeño.
Esta historia tuvo un final no solo feliz, sino inesperado. No cabe duda de que el gatito estará más feliz ahora en su casa y su madre lo cuidará aun más.