Los osos panda, íconos nacionales chinos, alguna vez ocuparon todo el sur y el este de su país. Sin embargo, el crecimiento de las ciudades los redujo a unas cuantas zonas montañosas en las que todavía quedaban bosques de bambú.
Desafortunadamente, el hecho de ser lindos y tiernos no salvó a los pandas gigantes de caer en la lista negra de animales en peligro de extinción, sobre todo a partir del inicio de la década de los años ochenta.
Xin Xing fue una osa panda y matrona ejemplar, pero, además, la más longeva del mundo. Hoy el planeta se vistió de luto al conocerse la trágica noticia de su fallecimiento a la edad de 38 años, lo que equivale a 130 años de edad en los humanos.
Nació en su hábitat natural, en 1982, pero, inesperadamente llegó al cautiverio donde pasó la mayor parte de su vida. Fue cariñosamente llamada “madre heroína”, por su gran aporte a la conservación de la especie.
Dejó una hermosa familia de 153 descendientes, convirtiéndose en abuela y referente de la crianza del oso panda.
Lamentablemente, a raíz de la destrucción de su hábitat, baja natalidad y alta mortalidad de los cachorros, estos animales se encuentran en peligro de extinción desde hace años. Por eso, el trabajo y aporte de ejemplares como Xin Xing es tan fundamental. El mundo entero hoy lamenta su pérdida.
Le dio la luz de la vida a 36 cachorros, convirtiéndose en abuela siendo aún muy joven. De allí que su trabajo para conservar la especie haya sido tan elogiado y valorado, pues es de las madres que más descendencia ha dejado. Aunque en el lugar donde vivía procuraban ofrecerle lo mejor, nada se compara a preservar su derecho a la libertad en su hábitat.
Se nos fue de este plano por efecto de una falla multiorgánica, de acuerdo con informaciones emanadas del zoológico Chongqing.
“Su estado había empeorado con los meses, después de celebrar su cumpleaños número 38 con un gran pastel y muchos visitantes”, dijo uno de sus cuidadores.
Desde el 21 de octubre pasado, su salud comenzó a decaer. Poco a poco fue perdiendo el apetito hasta que dejó de comer por completo. Se le escapaban sus fuerzas, su ánimo. No podía pararse y le costaba mucho respirar.
A pesar de los esfuerzos médicos por recuperarla, todo fue inútil. Tuvo diversos problemas de salud que volvieron estéril el trabajo del equipo de veterinarios. Todo falló y, tras el colapso final de algunos de sus órganos, el pasado 08 de diciembre la abuelita osa dejó este mundo.
Nadie en el parque zoológico podía creer que Xin Xing ya no volvería a alegrar con su presencia al lugar. Tal fue el desconsuelo de todos, que tardaron en comunicar la noticia y asimilar la pérdida.
“Cada pérdida de un panda es una pérdida terrible, pero, así como llegó esta peluda amiga, también llegarán otros” añadió esperanzado el trabajador del parque.
Al parecer, solo un panda en cautiverio ha logrado vivir más que esta madre, quien debió ser sacrificada. China ha estado tratando, por años de aumentar la población del panda gigante y centró sus esfuerzos en recrear y repoblar los bosques de bambú.
Ahora hay un estimado de 2.060 pandas, de los que 1.864 son adultos que han cambiado su estatus de “amenazados” a “vulnerables” en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés). Deseamos que esté muy feliz y en libertad en el cielo de los animales esta madre ejemplar.
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