Megan Taylor es una joven que necesita diariamente la ayuda de su perro guía llamado Rowley, un lindo labrador de color negro que la ayuda a afrontar una serie de dificultades desde que sufrió una lesión en la cabeza en la adolescencia.
Megan tiene actualmente 22 años de edad y desde hace 7 años necesita la asistencia de un perro guía.
La vida para Megan no ha sido nada sencilla. Debe enfrentar día a día las dificultades de tener un desorden neurológico que le provoca dificultades auditivas, problemas de equilibrio, ceguera episódica, vértigos y desmayos. Afortunadamente, Megan puede contar con la ayuda de Rowley. El astuto perro guía la ayuda en tareas como tomar el transporte público.
Rowley está entrenado para ayudar a Megan a desvestirse, desatar las trenzas de sus zapatos y hasta sacar la ropa de la lavadora.
Sin embargo, diariamente Megan ha debido recibir muy duros comentarios de personas que no están de acuerdo con la presencia de un perro guía en el transporte público. Recientemente, tuvo lugar un episodio en el que una pasajera le reclamó que debía salir de inmediato del bus sólo porque su perro Rowley era negro.
“Yo traté de explicarle que que los perros guías pueden ser de cualquier color y que no necesariamente tienen que ser labrador, a pesar de que Rowley sí es un labrador. Me dijo que yo estaba equivocada”.
La mujer no paró en su desmedido ataque de ira y continuó exigiendo una y otra vez que Megan saliera del transporte público. En medio de la incómoda situación, Megan no pudo hacer más que ignorarla mientras ella continuaba diciendo cosas sin sentido. Lamentablemente, estos son episodios a los que las personas con discapacidad que necesitan perros de asistencia en su vida diaria, deben enfrentar muy a menudo.
“No creo que nunca haya tenido un momento sin estrés en el transporte público. Es algo que me pone muy nerviosa”.
El transporte público no ha sido el único lugar en donde Megan ha sufrido de terribles tratos por su desorden neurológico. Debido a la lesión que sufrió la joven también se ha desmayado en reiteradas ocasiones y la mayoría de las personas que la ven en la calle la juzgan asumiendo que se trata de una simple adolescente borracha.
“En otras ocasiones me han escupido, pisado, empujado fuera de la calle y me acusan de ser ‘simplemente otra joven borracha’ cuando en realidad pierdo la consciencia por mi problema en el corazón y mi desorden neurológico”.
Es verdaderamente inaceptable que Megan deba enfrentar momentos tan duros. Afortunadamente, cuenta con la compañía de su fiel compañero Rowley que está dispuesto a ayudarla y a guiarla cada vez que lo necesite.
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