Samara es el nombre de una gatita que en su corta vida ha sufrido dos pérdidas muy grandes…
La primera vez que su vida dio un giro inesperado fue en el 2016, cuando su amado dueño falleció y la familia se desentendió de ella llevándola a un refugio ubicado en Michigan.
A este refugio no llegan muchos rescates frecuentemente, ya que tiene una alta tasa de mortalidad. Nancy Hutchinson, presidenta de Michigan Cat Rescue, asiste cuando puede y les da un vistazo a los gatos del refugio para intentar hacer su vida un poco más fácil.
En una mañana de visita casual, Samara la pobre gatita triste, logró captar la atención de Hutchinson porque a sus cortos ocho meses de edad tenía una desnutrición severa y es que se rehusaba a comer por la gran tristeza que le causó la pérdida de su primer dueño.
Debido a ello, la desconsolada gatita fue puesta en lista de eutanasia y en cuestión de días sería sacrificada. Así que Nancy no dudó en tomarla y rescatarla de ese trágico final a tan corta edad, dándole a la bella Samanta un nuevo hogar con mucho amor y atención con una maravillosa mujer llamada Joyce.
Joyce era la benefactora principal del refugio y siempre estaba pendiente del trabajo del lugar; asistía a todos los eventos organizados por el refugio y participaba como apoyo en lo que fuera necesario.
“Ella realmente amaba a Samara. Tenía varias fotografías en su página de Facebook en donde la describe como el amor de su vida”, añadió Nancy.
Pero después de un feliz tiempo juntas, la tragedia volvió a tocar las tiernas patitas de la gatita cuando Joyce falleció, dejándola sola nuevamente y dando paso a una terrible depresión que volvió a quitarle las ganas de comer y de seguir viviendo.
La pérdida de Joyce se debió a causas naturales,por lo que la policía no realizó ningún tipo de investigación y aceptó trasladar a la indefensa Samara al refugio nuevamente gracias a la intervención de Nancy.
Encontrar a la gatita y llevarla al refugio no era algo fácil: estaba más que atemorizada y había decidido esconderse para que nadie pudiera arrancarla del que pensó sería su hogar para siempre.
Cuando por fin lograron atrapar a Samara y la llevaron al refugio, su tristeza aumentó, se aisló de todos y se negó a comer durante días. Preocupados por su bienestar, los encargados del lugar llevaron a la gatita con el veterinario, pero sus malestares no eran una cuestión física sino emocional.
“Tenía el corazón roto y esa era la causa de su falta de apetito”, dijo el veterinario que la atendió.
En un intento desesperado por salvar la vida de Samara, Nancy decidió llevarla consigo a casa para poderla cuidar personalmente. De manera milagrosa, esto resultó ser el mejor remedio, la gatita lucía feliz de tener un humano con ella y desde la primera semana volvió a comer.
“Tenía que sentarme a su lado mientras comía”, comentó Nancy.
Con el paso de los días, Samara comenzó a comer por su cuenta y a mejorar aún más su humor, olvidando poco a poco su triste pasado. Ha vuelto a jugar y ha salido de su caparazón, su lastimado corazón está sanando y todo aquel que se le acerca termina amándola porque es una gatita muy cariñosa.
Actualmente, Samara está en busca de un nuevo hogar definitivo y es extremadamente feliz. Antes de darla en adopción, el equipo del refugio se está asegurando de que sea una familia adecuada, con buenas condiciones de salud para evitarle otra tragedia a esta linda gatita.
¡Comparte esta emotiva historia con todos tus amigos y nunca abandones a un animal con el corazón roto, es cuando más te necesitan!