Aaron Salkill es un bombero en Georgia, cuya vida dio un vuelco cuando decidió adoptar un perro. Aaron llevaba varios días con esta idea en su cabeza cuando uno de sus amigos más cercanos le dijo que sabía de una cachorrita de dálmata que había sido abandonada.
La perrita fue rescatada cuando tan solo tenía tres meses de vida.
No había ninguna razón aparente, su antigua familia decidió abandonarla. Por suerte, Aaron supo que esa era la mascota para él: la llamó Ember y se la llevó a su casa. Los primeros años fueron toda una aventura para ambos.
“Ella era muy amorosa y juguetona, pero tenía más energía que un niño de prescolar con Redbull”.
Los paseos se convirtieron en el momento favorito de Aaron y en los parques comenzó a notar que Ember tenía habilidades especiales para socializar con los niños.
“Había momentos en donde había una larga cola de niños esperando su turno para poder acariciar a la hermosa cachorrita de dálmata”.
Fue así como Aaron descubrió que Ember tenía muchísimo potencial y decidió comenzar a entrenar a su perrita para que lograra obtener su certificado de perro de terapia. De esta manera, Ember lograría llevar alegría no sólo a los niños de los parques, sino también a los niños internados en hospitales.
“Ember ha tocado muchas vidas, pero en ninguna causó tanto impacto como en la mía”.
Tras un arduo entrenamiento, la linda Ember obtuvo su certificado con una nota sobresaliente y comenzó a iluminar los ojos de cientos de niños. Durante un Halloween, Aaron y Ember dieron una visita muy especial en un hospital para niños y los pequeños estaban más felices que nunca al lograr conocer a un dálmata. Lo mejor de todo era que una de las enfermeras estaba vestida de Cruella Deville.
La perrita pasó cinco años junto con Aaron desde que fue adoptada.
Durante muchos años Aaron y Ember visitaron hospitales y ayudaron a muchos niños a recobrar los ánimos. Pero en medio de tanto trabajo como perrita de terapia, Ember también se aseguraba de apoyar y querer a su dueño. Incluso lo ayudó a formar una familia.
Aaron y su perrita vivían en la ciudad de Marietta en Georgia, Estados Unidos.
Unas enfermeras que se habían encariñado mucho con Ember le comentaron a Aaron que conocían a alguien que podía ser la chica perfecta para él y lo invitaron a una cita a ciegas.
“Esa cita a ciegas resultó ser la mujer que ahora es mi esposa”.
Lamentablemente, la salud de la hermosa Ember comenzó a decaer. Lo primero que pensaron los médicos era que sus dientes tenían una fuerte infección, así que lo mejor sería operarla. Pero tras realizar algunas pruebas se dieron cuenta de que el problema era mucho mayor.
El principal problema de Ember era una falla en el funcionamiento de su hígado.
No había mucho que hacer a largo plazo, sólo podían ayudarla a pasar sus últimos días con menos dolor. Aaron decidió darle unos días más llenos de felicidad a su fiel mascota y aprovechó al máximo cada minuto junto a ella.
“Miré sus enormes ojos marrones para decirle que la amaba. Justo al final, cuando me delvió la mirada supe que ya estaba lista para partir”.
Lamentamos la partida de una perrita tan especial como Ember. No cabe duda de que todo el amor que sembró en Aaron y en cientos de niños hará que siempre viva su recuerdo.
Te invitamos a compartir esta emotiva historia que demuestra la manera en que los perros pueden cambiar nuestras vidas.